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Es el primer proceso contra civiles de una agrupación política. Están acusados de cometer una seguidilla de crímenes entre marzo y junio de 1975. Hay once imputados por ocho muertes y 180 testigos.
Con gritos, interrupciones y cruces entre los defensores y los querellantes, comenzó el primer juicio que se realiza en el país contra civiles de la agrupación Concentración Nacional Universitaria (CNU). Están acusados de integrar una “asociación ilícita” para cometer crímenes de lesa humanidad antes del golpe de Estado. La seguidilla de muertes que se les imputa, perpetradas entre marzo y junio de 1975, incluye a estudiantes, docentes y autoridades universitarias.
La sala de audiencias del Tribunal Oral Federal 1, donde se lleva adelante el proceso contra los acusados de asesinar a ocho personas, fue colmada por familiares de las víctimas y de los acusados. Por primera vez, se tuvo que improvisar un pasillo que separó a unos de otros, para evitar cualquier tipo de enfrentamiento. Un clima de extrema tensión, con miradas que se cruzaban y desafiaban, gobernó las cuatro horas que duró la primera audiencia.
Los jueces Víctor Bianco, Elvio Osores Soler y Luis Imas.
Los primeros en llegar fueron los cinco imputados que enfrentan el juicio en libertad. Se trata de Marcelo Arenaza, Juan Carlos Asaro, Luis Roberto Coronel, José Luis Granel y Roberto Alejandro Justel. Minutos después de las 10, al banquillo de los acusados lo completaron Juan Pedro “Piero” Asaro, Mario Ernesto Durquet, Raúl Viglizzo, Raúl Rogelio Moleon, el militar retirado Fernando Alberto Otero, y el ex fiscal Gustavo Demarchi, a quienes se les imputan los delitos de homicidio agravado y privación ilegítima de la libertad agravada.
La discusión
Para los fiscales Laura Mazzaferri, Daniel Adler y María Eugenia Montero, los once acusados conformaron una asociación ilícita comandada por Gustavo Demarchi para perseguir y eliminar a opositores políticos vinculados a la tendencia revolucionaria del peronismo. En esa faena, la madrugada del 21 de marzo de 1975, los integrantes de la CNU vengaron la muerte de su líder, el abogado y empresario Ernesto Piantoni, emboscado y asesinado por un comando de Montoneros. Durante la noche del “5 x 1” mataron al cirujano Bernardo Goldemberg, del teniente primero (RE) Jorge Videla, sus hijos Jorge y Guillermo y de Enrique “Pacho” Elizagaray, hijo del senador provincial del Frejuli, Carlos Elizagaray, y referente de la JUP marplatense.
El cruce entre las querellas y la defensa se produjo en el primer minuto de la audiencia, cuando el abogado de Piero Azaro y Raúl Viglizzo, Horacio Insanti, pidió la palabra para interponer una nueva prueba en el debate. El intento le valió la advertencia del presidente del tribunal Elvio Osores Soler.
El fiscal Daniel Adler se cruzó a los gritos con el abogado de los acusados.
El abogado insistió con la presentación de la nueva prueba, una supuesta denuncia por coacción por parte de organismos de los Derechos Humanos contra una de las testigos, y generó la reacción del fiscal Adler, quien a los gritos aseguró que se trata de una nueva estrategia de la defensa para interrumpir el juicio. A lo dicho por el fiscal se sumó el representante de la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia, Manuel Marañon, quien resaltó la improcedencia en la intervención del abogado. Para dar por terminada la discusión, Osores Soler tuvo que llamar tres veces al orden.
El bautismo
Después del 5 x 1, la CNU asesinó al contador y militante de la Juventud Peronista, Daniel Gasparri, a su amigo, Jorge Stoppani y a la decana de la Facultad de Humanidades de la Universidad católica, María del Carmen “Coca” Maggi, pero el bautismo de fuego de la banda para estatal amparada por la Triple A había sido el 6 de diciembre de 1971. En una asamblea en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, un grupo entró con palos y armas para amedrentar a los 300 estudiantes reunidos. Uno de los disparos asesinó a la estudiante Silvia Filler de 18 años.
Durante más de 40 años, Lila Filler, tuvo que vivir con la posibilidad de cruzarse en cualquier calle con los asesinos de su hermana Silvia. Hoy fue una de las primeras en llegar al Tribunal Oral Federal sobre la calle Luro, a 300 metros del mar. Nervios y emoción la abordaron por igual. Mientras el secretario del Tribunal leía cómo la patota de la CNU había matado a su hermana, Lila no le sacó la mirada de encima a cada uno de los imputados.
El juicio a la banda de la CNU tiene una sensación especial para Mar del Plata. Hasta hace cuatro años, todos los acusados estaban en libertad y en algunos casos, mantenían una alta exposición en la vida cotidiana de la ciudad. El miedo y el silencio se impusieron por más de 40 años, pero la esperada jornada se vivió, entre los familiares de las víctimas y los organismos de Derechos Humanos, como un pequeño alivio luego de tanta espera, una bocanada de aire fresco.
La audiencia finalizó minutos después de las dos de la tarde y se retomará el lunes 22 para continuar con la lectura de la elevación a juicio. Recién a partir de agosto, los jueces Víctor Bianco, Elvio Osores Soler y Luis Imas escucharán a los 180 testigos planteados por las querellas y las defensas.
FD/PW
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