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28-8-2015|12:04|Opinión Opinión

Caso Carrera: la historia que nunca termina de escribirse

La Masacre de Pompeya y la historia de Fernando Carrera volvieron a la luz pública luego del dictamen de la Procuración publicado el miércoles pasado. En esta columna, Pablo Galfre, productor de The Rati Horror Show y autor del libro Gatillo Facil, analiza los alcances de la nueva resolución y rol de la investigación periodistica. Los comics forman parte de la novela gráfica sobre el caso.

 

Una historia que nunca termina de escribirse. Aunque haya que insistir que Fernando es inocente, vale la pena seguir luchando: porque las victorias siempre nos esperaron impacientes, latentes, detrás de cada voltereta de esta fábula que comenzó el 25 de enero de 2005, cuando dos brigadas de la Policía Federal Argentina (comisarías 34 y 36) confundieron a Carrera con un ladrón, le dispararon más de 20 veces, terminando él con ocho impactos en su cuerpo, al borde de la muerte. Ese día, Fernando fue una de las víctimas, pero no la más destacada: Gastón Di Lollo –un niño de tan sólo seis años-, su madre, Fernando Silva, y Edith Custodio, perdieron la vida. Los medios tiñeron de tinta roja una falsa noticia: “Ladrones huyen y causan la Masacre de Pompeya”.

Por suerte –y por pericia periodística- entre la marabunta de vecinos que pedían venganza y de cronistas que vociferaban (“dicen que los ladrones atropellaban a la gente a propósito”), había una cámara de un programa ignoto, Cámara Testigo (América) que grabó a uno de los vecinos decir: “El Peugeot que está allá, que tiene la patente 532, venía con tres policías de civil. Uno de ellos saca la itaka por la ventana y tira. El delincuente se asusta y acelera, y pasa esta tragedia”. Así, el testigo Luis Ríos acreditaba la versión de Carrera: todo era en realidad una causa armada y un caso de gatillo fácil.

El punto II del dictamen que firmó el miércoles pasado la procuradora fiscal subrogante Irma García Netto, donde acepta el recurso de queja planteado por la defensa de Carrera y menciona varios de los agravios planteados por ellos, remarca: “y finalmente, la falencia del a quo (se refiere a la Sala III de la Cámara Federal de Casación Penal) de no incorporar  el documento fílmico en el cual se recogen los dichos de un transeúnte frente a las preguntas de un cronista de televisión…”.

Quizá éste sea el hecho más destacable del dictamen, tras el silencio en 2013 de los jueces de Casación. La tajante mención de este hallazgo periodístico. Un simple tape de video, perdido entre muchos dentro de una caja, hasta que fue desempolvado, apreciado e incorporado a El Rati Horror Show –el documental dirigido por Enrique Piñeyro- y a la causa, en 2009, a través de un amicus curiae.

Ese fue el germen de una saga periodística que comenzó cuando fuimos a grabar la masacre, como el resto de los colegas sin distinguir que se trataba de una causa armada. Hasta que en 2006, Francisco Rosso y Claudio Santisteban –también productores de Cámara Testigo- investigan el caso para Blog, periodismo de autor, programa que conducía Daniel Tognetti en Canal 9. El informe fue contundente: entre decenas de irregularidades, se destacaba que el testigo estrella de la policía, Rubén Maugeri, era en realidad el presidente de la Cooperativa de la Comisaría 34 y que el titular de esa dependencia, comisario Daniel Villar, usaba un coche que estaba a su nombre. Desde el periodismo, trabajando a la par de los abogados, Federico Ravina y Rocío Rodríguez López, se trataba desmembrar el armado de la causa.

  

Al año siguiente, en 2007, llega el juicio oral y Cámara Testigo (segunda temporada) se zambulle de nuevo en la historia. Durante las audiencias, se presenta otra filmación aportada por ese programa: al sargento Juan Adolfo Leyes echando a los testigos de la escena del crimen, justamente en un caso donde no abundaban. El objetivo de Pablo Galfré (productor del programa y después también de El Rati…) era terminar con un final feliz: Carrera absuelto, su familia emocionada, los abogados festejando junto a todos sus compañeros y militantes por los derechos humanos. Sin embargo, los jueces Tribunal Nro. 14 condenaron a Fernando a 30 años de prisión.

No le pusieron límite al dolor de esta saga que siguió su derrotero periodístico: durante 2008, la investigación continuó, esta vez sin estar bajo la órbita de ningún canal de TV, con los periodistas actuando por su cuenta. Al año siguiente (con nuevas pruebas, todo lo filmado, los audios del juicio, etc.) se le lleva la idea a Piñeyro de realizar el documental con el único objetivo de liberar a Carrera. Y así fue, el 6 de junio de 2012, dos años después del estreno de El Rati…, la Corte Suprema de Justicia de la Nación revocó la condena y Fernando se reencontró con su familia.

Sin embargo, el 12 de agosto de 2013 la Sala III la Cámara Federal de Casación Penal, usando argumentos absurdos, hasta negándole el derecho a no declarar de todo acusado, decidió condenar a Fernando a 15 años de prisión (sin pedir su detención).

  

Y así, en marzo de este año, el Caso Carrera, después de haber sido informe de TV, documental y artículo de diarios y revistas durante estos 10 años, se convierte ahora en historieta a través del libro Gatillo fácil (Llanto de mudo ediciones). Un relato non-fiction, una novela gráfica, un libro objeto que después de El Rati… vuelve a narrar las vivencias de Fernando pero desde otro lugar: su vida dentro de la cárcel, su familia luchando por su libertad, los esfuerzos inquebrantables de los abogados y las peripecias de la investigación periodística.

A través de los textos de Galfré, los dibujos de Sergio Ibáñez y el diseño gráfico de Karin Lisnovetzki, se desarrollan muchos y nuevos detalles de esta gran historia, un símbolo de la violencia institucional que aún no cesa en nuestro país. Los dibujos originales se entrecruzan con el material original de la causa y de la investigación: fojas judiciales, fotos de Carrera herido, imágenes de los noticieros, la filmación del juicio, legajos policiales, etc.

Todo este collage que narra la historia de un inocente condenado a prisión y reivindica el oficio de ser periodista y el sueño de un “héroe colectivo”: abogados, cineastas, familiares, periodistas y militantes por los derechos humanos que nunca dejaron de luchar por la libertad de Carrera.

Lucha que ahora, después de este dictamen, le queda un último round: la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Una vez más. 

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