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Un tribunal de Mar del Plata consideró que María Elena Vázquez es autora necesaria en un caso de apropiación. Todavía no se conoce la identidad del joven, pero para la Justicia hay indicios serios de que es hijo de desaparecidos.
La madre del ex marino Alfredo Astiz y otras dos personas fueron procesadas por el Juzgado Federal N° 3 de Mar del Plata en el marco de una causa de apropiación de un bebé. El juez Santiago Inchausti consideró que María Elena Vázquez resultaba, en prima facie, autora necesaria en el caso de apropiación que se investiga. El delito que se le imputa es el de “retener y ocultar a un menor de diez años”. El mismo cargo con que condenaron la semana pasada a seis años de prisión a los apropiadores y la entregadora de Federico Pereyra Cagnola.
Las dos hipótesis que se manejan hasta ahora es que el recién nacido fue sustraído a su madre biológica, que había sido secuestrada durante la dictadura. La otra, que defienden los acusados, es que se trata del hijo de una empleada doméstica del matrimonio Astiz.
Si bien los cruces en el Banco Nacional de Datos Genéticos dieron negativos y todavía no se conoce la verdadera identidad del joven apropiado, para la Justicia hay indicios serios de que podría tratarse de un hijo de desaparecidos.
El 9 de marzo de 1977 un matrimonio recibió un varón recién nacido. El hombre era albañil y trabajó durante un tiempo en el chalet de la familia Astiz, en la ciudad balnearia. El padre y la madre del represor, Alfredo Bernardo Astiz y María Elena Vázquez, le preguntó si estaban buscando tener familia con su esposa. El hombre le contó que estaban haciendo tratamientos desde hacía varios años sin resultado. También que estaban en una lista de espera para adoptar. Chiquita le sugirió que dejara todo eso. Habló de una empleada doméstica que estaba embarazada y quería dar al bebé cuando naciera porque se había separado del marido. Incluso fue hasta la casa del albañil y habló con la mujer para explicarle la situación. Dijo que la supuesta empleada doméstica estaba de cinco meses, que les avisaría cuando naciera el bebé.
Para la Justicia está acreditado que la madre de Astiz -Chiquita, como le dicen sus amigos- entregó el bebé. La pareja (que en la causa aparecen identificados como “C” y “O”) lo retiró de una maternidad clandestina que funcionaba en Balcarce 3966, en Mar del Plata. Ese mismo día lo inscribieron en el Registro Nacional de las Personas. Hicieron constar que ellos eran los padres biológicos y que habían sido asistidos por la partera Armonía B. de Rosenthal. Desde ese momento criaron al nene como propio, sin contarle nunca la verdadera historia.
El día del parto le avisaron a la mujer que tenía que ir hasta la calle Balcarce. Ahí la recibió la partera, vestida con guardapolvo y guantes, y le dijo “tenés que esperar porque tengo que poner al bebé tres veces en el pecho de la mamá, para saber si lo rechaza. Si es así, lo podés llevar ahora”.
La partera se retiró hasta el fondo de la casa, que según la mujer tenía un aspecto “normal” y no pudo oír nada porque el pasillo era muy largo. Cuando volvió le dijo: “No lo quiso, cerró los ojos”. Después la partera le avisó que había llegado un doctor para revisar al nene. Vio a un hombre en el fondo, de traje y portafolio. Esperó un rato más. Le pidieron la ropa de bebé que había llevado y se lo entregaron.
La mujer “O” volvió a saber de Chiquita cuando ella la llamó para preguntarle cuándo bautizaría al nene. La mujer respondió que lo harían cundo cumpliera un año. Para esa fecha volvió a recibir un llamado de la ex patrona de su marido. Y conversaron sobre la ceremonia que se realizaría en la iglesia del Hospital Materno Infantil. El 9 de marzo de 1978 se presentaron Chiquita y su marido. Después del bautismo, fueron al almuerzo familiar para el festejo. “Toda la gestión la hizo Chiquita. La vi unas tres veces antes del nacimiento y una vez más, en el bautismo”, declaró la mujer.
Una amiga de la infancia de Astiz hijo recordó en el libro “Astiz, la estirpe de Caín”, de la periodista Tina Rosenberg, que el padre, oficial de la Marina, era de “derecha, antiperonista a muerte”. “Su actitud –contó- siempre fue elitista, con conciencia de clase y antisemitas. Su hijo después fue a la Escuela Naval, donde los profesores le decían que ellos, los alumnos, debían dirigir el país”.
El ex marino, condenado a cadena perpetua, siempre reivindicó su papel en la represión. Pero en una entrevista para la revista Tres Puntos, que le hizo Gabriela Cerruti en 1998, Astiz dijo: “Me opuse mucho al secuestro de bebés. Esa fue una de mis grandes discusiones. Yo devolví bebés, era una regla básica que teníamos con los Montoneros, ellos no se metían con los nenes ni con las familias".
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