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Lo señaló Baltasar Garzón a Infojus Noticias, que compartió con el ex juez una audiencia en el juicio por los crímenes del Plan Cóndor. En 1998, en una decisión histórica, el ex magistrado procesó a Augusto Pinochet por violaciones a los derechos humanos en Chile.
El juicio oral por los crímenes del Plan Cóndor se reanudó esta mañana a través de los televisores del Salón de Usos Múltiples del subsuelo de Comodoro Py. Las pantallas –dos en la sala de audiencias y uno en el habitáculo reservado al público- devolvían la imagen de Ximena De la Maza Asquet, hermana de José Luis De la Maza Asquet, un joven chileno secuestrado en Tucumán el 1 de noviembre de 1977. “Nosotros viajamos a Tucumán para averiguar dónde podía estar mi hermano, fuimos a comisarías e instituciones, pero todas las pistas eran falsas. Nunca más supimos de él”, dijo la mujer desde la sede del consulado argentino en Chile.
Sólo cuatro personas –además de Infojus Noticias- seguían su testimonio en la habitación vidriada destinada al público. Una mujer de mediana edad con un suéter rosa, una joven elegante de no más de tres décadas de edad, y dos hombres, altos, de riguroso traje gris: Pablo Vassel, miembro del Consejo de la Magistratura, y el ex juez español Baltasar Garzón, tal vez el primer funcionario judicial que investigó en profundidad el plan represivo coordinado de las dictaduras del Cono Sur.
“Este juicio es muy importante jurídicamente, para la búsqueda de la verdad y la reparación de las víctimas de los gobiernos dictatoriales”, dijo a Infojus Noticias el ex magistrado español y actual consultor externo de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional en La Haya y asesor de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados de la Nación. “Y políticamente, muestra la decisión de un Estado, el argentino, y la cooperación de otros como el chileno, por impartir justicia a las personas que fueron violentadas en sus derechos fundamentales”.
El 10 de octubre de 1998, en una decisión histórica, Garzón procesó a Augusto Pinochet Ugarte por presuntas violaciones de derechos humanos en Chile, su país natal, aplicando el principio de Justicia Universal. Le achacó ser uno de los ideólogos de una “organización internacional, que concibió, desarrolló y ejecutó un plan sistemático de detenciones ilegales (secuestros), torturas, desplazamientos forzosos de personas, asesinatos y/o desaparición de numerosas personas, incluyendo ciudadanos de Argentina, España, Reino Unido, Estados Unidos, Chile y otros estados”. Seis días después, la policía británica lo arrestó en Londres, hasta donde el dictador había llegado para recibir un tratamiento médico de complejidad. Estuvo en ese país dos años con prisión domiciliaria, hasta que fue finalmente liberado por el gobierno británico en marzo de 2000.
“La justicia fue un poco lenta. Me hubiera gustado que se hubiese podido juzgar al dictador Pinochet, que se hubiese hecho justicia como se hizo, en parte, cuando lo pusimos preso en Londres”, señaló Garzón a Infojus Noticias.
El 8 de abril de 2004, en una de las ampliaciones del procesamiento, el juez español incluyó el caso de José Luis de la Maza Asquet en su acusación contra Pinochet. “Detenido el 1 de noviembre de 1977 en la vía pública en ciudad de Tucumán (Argentina) y desapareció. No se ha podido determinar su paradero”, consignó.
Hoy, su hermana contó el resto: sabía por la última pareja de José Luis, Teresa María Jaimes, que lo habían secuestrado de la calle hombres armados de civil, y que se lo habían llevado para siempre en un auto sin patente. Que el joven, de 27 años, daba discursos en los comedores. En su patria, José Luis militaba en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Había escapado de Chile en 1975, después de que la policía secreta de Pinochet, la DINA, allanara su casa y su trabajo de Rancagua.
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