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En 2013, una fuga de detenidos provocó una modificación en el esquema de seguridad del Complejo Penitenciario Federal I, de Ezeiza. En un recorrido con periodistas, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación explicó la organización y el funcionamiento del lugar así como la distribución de alojamiento y la visualización de la actividad a través de cámaras de seguridad.
El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, a través de la Subsecretaría de Relaciones con el Poder Judicial y Asuntos Penitenciarios, organizó un recorrido con periodistas de distintos medios al Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza. La convocatoria tuvo como objeto mostrar la organización y funcionamiento así como las medidas de seguridad del penal y responder a la inquietud de los periodistas sobre el tipo de alojamiento que reciben los detenidos en cárceles federales.
De la recorrida participaron, además, el subsecretario de Relaciones con el Poder Judicial y Asuntos Penitenciarios, Juan Mahiques; el director del Servicio Penitenciario Federal, Emiliano Blanco; y diversas autoridades penitenciarias. La primera parada fue la Unidad Residencial 2 (URII), o módulo 2, como se lo conoce usualmente. El Complejo Penitenciario Federal I, inaugurado en el año 2000, se encuentra dividido en seis unidades residenciales, además de contar con el Hospital Central Penitenciario, que forma parte del complejo.
En el módulo 3, así como en el resto, el esquema de cámaras se replica casi en espejo: enfocan los ingresos a los pabellones –ocho, con 50 plazas, y 4, con 14 plazas–, el patio, la sala de usos múltiples y el comedor. En casos especiales –como el de Henry de Jesús López Londoño, alias “Mi sangre”, colombiano condenado por narcotráfico– se suma una cámara extra, enclavada en la pared y protegida con un material acrílico antibandálico.
El complejo de Ezeiza fue el primer establecimiento construido en Sudamérica que se caracteriza por contar con alojamiento individual, con unidades residenciales que cuentan con su respectivo director. En 2013, tras la fuga de 13 detenidos que se escaparon a través de un túnel, se cambiaron los sistemas de seguridad y vigilancia. Puntualmente, durante la visita se informó que se reemplazaron las cámaras que estaban desde su inauguración. Ahora, cada módulo cuenta con alrededor de 60 cámaras, cuyos registros se guardan por 20 días aproximadamente.
El sistema se completa con garitas de seguridad, patrullas que recorren el predio, tecnología para la detección de movimientos y cercos perimetrales anti escalamiento, que rodean cada unidad y el predio en su conjunto. Treinta perros adiestrados también participan de las tareas de seguridad y control de estupefacientes.
Como en el complejo penitenciario de Marcos Paz, las unidades de Ezeiza también cuentan con un Grupo Especial de Respuesta Inmediata (GERI), que actúa ante situaciones de emergencia. Uno de ellos, incluso, acompañó el recorrido del grupo de periodistas.
Hospital Central Penitenciario I
Con 120 camas, el hospital destina 60 cupos a pacientes psiquiátricos y 60 a los enfermos generales. De estas últimas, 30 están destinadas a condenados por delitos de lesa humanidad. El espacio cuenta con consultorios de traumatología, atención cardiológica y odontológica, entre otras patologías. El área de salud mental cuenta con 7 psiquiatras y 26 psicólogos. Allí funciona el programa Prisma, destinado a realizar un seguimiento de cada uno de los detenidos que requieren atención psiquiátrica y tratamiento interdisciplinario.
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