Tweet |
Julia Parodi es la encargada del área de Comunicación de H.I.J.O.S. por el megajuicio de La Perla, que reúne más de 20 expedientes y 716 víctimas. De cómo la organización pasó del escrache social a intervenir en los procesos judiciales. "Sin impacto social, nuestro discurso queda vacío", reflexionó a la hora de hablar sobre la cobertura comunicacional.
Es miércoles y en el primer piso del Tribunal Federal de Córdoba hay un televisor donde aparecen los represores de La Perla. La fila está encabezada por Luciano Benjamín Menéndez y Ernesto Guillermo Barreiro. Integrante de H.I.J.O.S desde 2006, Julia Parodi escribe sobre ellos todas las semanas. Sin ser hija de desaparecidos, ingresó a la organización con un grupo de amigos cuando terminó el secundario. Ahora tiene 27 años, es egresada de la carrera de Comunicación y una referencia obligada a la hora de hablar de los juicios de delitos de lesa humanidad en Córdoba.
Sentada en la sala de prensa, entre computadoras, televisores, mates y galletitas, explicó cómo funciona la web www.eldiariodeljuicio.com.ar. Es el registro periodístico, en tiempo real y directo, más exhaustivo y completo del megajuicio “La Perla”. En él, aparecen distintas secciones: “Multimedia”, “Crónicas”, “Voces” y “Claves del día”, un apartado que cubre, semana a semana, lo que sucede en las audiencias. “El primer proceso por delitos de lesa humanidad fue en 2008. Éste es el quinto juicio, y el más importante por la cantidad de víctimas y de hechos. Cuando se sancionaron las leyes de impunidad, las causas que integran La Perla estaban por separado, pero luego se juntaron en una megacausa para acelerar el proceso y concentrar la instrucción. Fue una estrategia política de los organismos de Derechos Humanos y de la justicia”, dijo la encargada de la parte de Comunicación del área Legales de H.I.J.O.S. Córdoba.
La megacausa –que va por la audiencia 184- tiene, en total, 716 víctimas, entre asesinados, desaparecidos y sobrevivientes. Hay 900 testigos y 54 imputados. Reúne más de 20 expedientes y la acumulación responde a un denominador común: el paso de los detenidos por el centro clandestino de detención “La Perla”, uno de los más grandes del país, aunque también hay casos de otros centros, como Campo de la Ribera, Departamento de Informaciones de la Policía -D2 en sus sucesivas sedes-, Casa de Hidráulica y Puesto Caminero de la localidad de Pilar. Hoy los tres primeros lugares tienen sus puertas abiertas al público y funcionan como Espacios para la Memoria y la Promoción de los Derechos Humanos.
Parodi contó que la investigación judicial federal en Córdoba comenzó en los primeros años de la democracia con la denominada “Causa 31-M-87”, suspendida por las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final durante el gobierno de Raúl Alfonsín, en 1987. “Luego se paró todo por los indultos decretados en la era menemista”, dijo, y remarcó un hecho bisagra: las causas por la Verdad Histórica, que “no habilitaban a la justicia para emitir condenas, pero fueron importantes porque no sólo desempolvaron las carpetas archivadas sino que hacían que los represores fueran a declarar y les viéramos las caras”.
Cuando surgió, en 1995, H.I.J.O.S enfrentó la premisa de “Olvido y Reconciliación” del gobierno menemista. Con filiales en todo el país –desde Buenos Aires a Mendoza, de Entre Ríos a Tucumán-, la táctica del escrache se expandió por el país bajo el lema: “Si no hay justicia, hay escrache”!
“En esos momentos, la posibilidad de los juicios era una utopía. Te cruzabas al represor en la esquina de tu casa y nosotros los perseguíamos a todos lados. La consigna ´juicio o castigo´ apuntaba a intervenir en la conciencia social. Esa primera etapa era la de visibilizar a los represores, porque si no había condena jurídica, había condena social”, explicó.
-¿Cómo fue el trabajo de H.I.J.O.S. con los juicios de lesa humanidad?
-Actualmente, en La Perla, nuestros abogados representan a 73 víctimas. Con la caída de las leyes de impunidad y la reapertura de los juicios, se conformó un equipo con dos abogados: Martín Fresneda y Claudio Oroz. En 2008, con el primer juicio por delitos de lesa humanidad, se creó el Área de Legales e Investigación y después la de Comunicación. Allí la estrategia judicial fue la de constituirnos como querellante de las víctimas.
-¿Cuál es la relación con otros organismos de Derechos Humanos?
-Todos nos fuimos profesionalizando. Tenemos un proyecto en la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia, apoyo de fundaciones del exterior. En los cinco juicios de lesa tuvimos participación directa en la justicia. Hay una red de contacto entre familiares, abuelas, ex presos y detenidos y nosotros, los hijos. Existen familiares que están muy organizados y son la base para que hoy tengamos una legitimación en la sociedad. Hay que tener en cuenta que en La Perla hay 340 testigos sobrevivientes, que constituyen la prueba fundamental. Es nuestra misión conocer sus historias, acompañarlos y asesorarlos.
-¿Y de qué modo se vive esa legitimación?
-La percibimos con claridad cuando un familiar, que quizás no se organizó en su momento, viene a tocar nuestras puertas antes de acercarse a la justicia. Durante años, los organismos fuimos el único lugar para escuchar esas historias. Fueron espacios que se sostuvieron con pocos recursos, pero que dejaron una huella. Nuestro objetivo central sigue siendo recibir a las víctimas para que comenten su caso, contenerlas y luego representarlas en la justicia. Desde 2006, también están los sitios de memoria. Ahora hay personas que acceden a espacios públicos para contar los que le pasó. Pero las secuelas de las torturas aún no se conocen del todo.
-¿Cuál es la importancia de la comunicación en sus actividades?
-A veces nos preguntamos que si el juicio por La Perla no existiera, no tendríamos qué comunicar. La pata comunicacional es fundamental para sacar las audiencias de las cuatro paredes del Tribunal. Pero no es lo único: el juicio permite visibilizar nuestra lucha, que lleva mucho tiempo y es una tarea cotidiana. Sin impacto social, nuestro discurso queda vacío.
-¿ Cómo repercuten los temas de lesa en la sociedad cordobesa?
-Hay un trabajo minucioso de los organismos que caló profundamente en la sociedad. Hoy nadie puede desconocer las atrocidades del terrorismo de Estado, nadie puede negar que existió un Menéndez. Hay un apoyo generalizado de amplios sectores para que los procesos de justicia puedan realizarse. Con el tiempo, es normal que los temas de la dictadura vayan aflojándose. Es difícil mantenerlos en la agenda mediática. Lo que logramos con la primera sentencia fue único: se cortaron las calles, había diez cuadras de gente. Es normal que el entusiasmo decaiga. Hay que darse estrategias, y no sólo en el plano jurídico, sino también en la pelea simbólica. A nosotros nos interesa la cuestión educativa. Logramos crear un programa que significa que adolescentes de 16 años realicen visitas periódicas con sus escuelas a las audiencias. Su presencia en el Tribunal nos dignifica y es una marca generacional muy fuerte.
-¿Qué le dirías a alguien que no conoce lo que significa “La Perla”?
-En importancia, es la segunda causa después de la ESMA en el país. Córdoba fue un epicentro de la represión, acá se detuvo un proceso revolucionario después del “Cordobazo”, que fue capaz de derribar el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía. En este juicio, esos hechos se están demostrando de forma completa, no sólo en el accionar del ejército y las fuerzas armadas.
-¿A qué te referís?
-La causa Mackentor es una clara muestra de la complicidad civil. El desafío es avanzar no sólo en los cómplices sino en los que se beneficiaron con el golpe militar. Acá testimoniaron obreros sobrevivientes que fueron secuestrados de las empresas, como FIAT o el frigorífico Mediterráneo, que dijeron que sus directivos tenían listas y los entregaron. La responsabilidad empresarial es directa: ellos también querían sacarse de encima a los revoltosos. Y también aparecieron los jueces cómplices, que lo sabían todo pero que no hacían nada. Esperamos que la justicia también sea juzgada por sus responsabilidades.
-A mitad del año próximo, estará la sentencia. ¿Qué escenario esperás luego del juicio?
-Hay causas que quedaron afuera, son más chicas, pero seguramente tendremos nuevos juicios. Existen víctimas que recién se acercan a la justicia y nunca podremos saber cuándo terminarán de acercarse todas. Por ejemplo, hay testimonios que dicen cómo sus familiares sufrieron el horror de la dictadura, pero ellos mismos también sufrieron detenciones y torturas, entonces el fiscal solicita que se los tenga en cuenta como víctimas. De ese modo, se abre una nueva investigación para conocer un nuevo hecho que a su vez se relaciona con otros. Ese movimiento no se terminará con La Perla.
Tweet |