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22-10-2015|9:30|AMIA Opinión
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Pista siria: otra prueba del ocultamiento

El abogado Horacio Lutzky sostiene que la supuesta participación de Siria en el atentado a la AMIA ya estaba consignada en un informe realizado por dos investigadores estadounidenses poco después del ataque, y que luego se sumó a la causa. “Galeano lo sepultó entre kilos de folios, y sólo utilizó en una resolución fragmentos que comprometían únicamente a Irán”, opina Lutzky.

  • Foto: Leo Vaca.
 

Un informe elaborado por quienes eran considerados los más importantes especialistas de Estados Unidos en terrorismo, incorporado a la causa judicial muy poco después de la masacre de la calle Pasteur, refería la supuesta participación de Siria, cooperando con Irán, en la planificación de los atentados en la Argentina. Y apuntaba contra el entorno del presidente Carlos Menem. El destituido juez Juan José Galeano lo sepultó entre kilos de folios, y sólo utilizó en una resolución fragmentos que comprometían únicamente a Irán.

El informe, redactado por los directivos de  la Comisión Republicana de la Fuerza de Tareas sobre Terrorismo y Guerra No Convencional de la Cámara de Representantes de los EEUU, Yossef Bodansky y Vaughn S. Forrest, se encuentra agregado a la causa AMIA en su primera traducción de agosto de 1994. Sostiene lo siguiente:

“El atentado del 18 de julio en Buenos Aires es el prototipo de las operaciones espectaculares pero de bajo riesgo que Irán y Siria intentan llevar a cabo, dada su renuencia a actuar dentro de EE.UU. Esta interpretación también se adapta a la conocida preferencia iraní de comenzar cualquier campaña terrorista de envergadura con golpes en ‘terreno seguro’, calificativo ciertamente aplicable a la Argentina. Como antes, esta operación debería ser considerada una prueba para la ‘operación grande’ en EE.UU.” El reporte elaborado a días del atentado por los representantes de la Task Force norteamericana fue tiempo después silenciado,  por cuanto contrariaba la versión oficial que dejaría fuera de la investigación la pista siria.

El mentor del informe, el republicano Bodansky, fue director de la Task Force sobre terrorismo del Congreso norteamericano entre 1988 y 2004, y consultor en los ‘80 para el Departamento de Defensa y el Departamento de Estado. Es editor o colaborador de muchas publicaciones en materia de estudios estratégicos y de defensa.

Teherán y Damasco

El documento afirmaba que Teherán “creó un equipo especial de alto nivel” comandado por el funcionario iraní Alí Fallahian e integrado por  “Imad Mughanniyah y un supervisor de las Fuerzas Al-Quds responsable de las operaciones en el exterior para supervisar las operaciones desde Teherán”. Los asesores del Congreso norteamericano consignaron una importante cantidad de nombres de miembros de la red en el exterior, y expresaron que, luego del fracaso de un operativo anticipado por servicios occidentales, la organización terrorista comenzó a buscar para orquestar el atentado “un elemento de inteligencia extremadamente bien ubicado”.

El reporte sigue así: “En consecuencia,  lo primero que hizo la contrainteligencia iraní, siria y del Hezbollah fue controlar de cerca la seguridad y la integridad de sus canales alternativos y de apoyo. Para fines de junio, al principio de estos análisis,  Teherán y Damasco tuvieron confianza en que podrían realizar operativos desmentibles en teatros de operaciones de bajo riesgo donde ya estaban bien asentados,  con una sólida infraestructura de apoyo. (...) Cuando Teherán y Damasco comenzaron a analizar sus opciones para una operación rápida en el hemisferio occidental, Damasco insistió en que debería realizarse en lo posible en Buenos Aires. La elección del lugar era tan importante que Damasco estaba preparado a contribuir con elementos controlados por Siria en la operación a pesar del riesgo de poder ser vinculado con un acto terrorista”.

En la causa AMIA, consta un párrafo atribuido a Bodansky y Forrest de suma gravedad: se alude a “la confianza de la inteligencia siria de que sería posible contar con una advertencia adelantada sobre cualquier descubrimiento de la conspiración. Sin duda luego del ataque un desertor iraní declaró que  ´los elementos más poderosos y reconocidos de Argentina estaban directamente involucrados en brindar apoyo a los perpetradores del ataque´. Otras fuentes parecieron confirmar esto,  diciendo que había agentes sirios de alto rango en el entorno inmediato del presidente argentino”.

Un documento adulterado

Se imponen a esta altura un par de aclaraciones. La primera es que meses después de su incorporación, se comprobó que la SIDE entregó la traducción con varios agregados respecto de la versión original en inglés. Esa adulteración conocida en el mismo 1994 no mereció por parte del entonces juez Galeano ninguna actividad,  y su inacción fue una de las imputaciones en su contra en el juicio político que terminó con su destitución. La segunda es que, como buena parte de la llamada causa AMIA, este documento está basado en informes de inteligencia,  ue no son prueba suficiente hasta tanto sean avalados judicialmente.  No obstante,  por contraste,  se advierte con nitidez el criterio selectivo tomado por el juzgado para incorporar o desechar ese tipo de reportes de inteligencia, según favorecieran o perjudicaran la historia preconstituida artificialmente. El “informe Bodansky” en su versión completa no era funcional al relato oficial, por lo cual no se impulsó ningún medio de prueba tendiente a convalidarlo y a ampliar, ratificar o rectificar sus inquietantes afirmaciones.   

Cuando el 15 de noviembre de 2004 Galeano declaró ante el Consejo de la Magistraturafue interrogado al respecto por el consejero Beinusz Szmukler. Le preguntó si había requerido “información a la SIDE sobre esas tres páginas de más que aparecían de diferencia”. El juez respondió: “No. Porque nunca valoré el informe”. Sin embargo, en una oportunidad anterior, Galeano había hecho un recorte quirúrgico del documento, para utilizar sólo un fragmento que no mencionaba a sospechosos sirios.

En su resolución del 13 de agosto de 2003 consignó Galeano: “Concretamente, obra a fojas 2679/2694 el informe (…) en el cual se señala que un grupo de sociedades comerciales apoyaban las redes de terroristas en expansión del régimen iraní, que estas sociedades operaban totalmente aisladas del gobierno iraní y que las más importantes eran un grupo de compañías pertenecientes a los hermanos Alaghband. Similares consideraciones surgen del artículo “Lucha contra el terrorismo y métodos no convencionales que atentan contra el bienestar” del citado Comité de Investigación, de fecha 13 de julio de 1994. A la luz de estos antecedentes, se solicitó a la Secretaría de Inteligencia, a la Inspección General de Justicia y a Interpol los antecedentes de los prenombrados y de sus presuntas empresas”.

Es decir: Galeano dio por bueno un documento que a días del atentado señalaba la participación siria, pero usando sólo los tramos que no la mencionaban. 

HS/RA

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