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A las ocho de la mañana del 20 de diciembre ya estaba en la plaza. La represión empezó antes del mediodía.  A los de la caballería le decíamos los cosacos. A la altura de la Catedral, los cosacos  se pusieron muy violentos. Le saqué fotos a un pibe que era arrastrado de los pelos mientras un jinete le pegaba con un bastón. Sentí un golpe fuerte desde atrás: un bastonazo en la espalda, a la altura de las costillas. Un caballo me tumbó y salí volando. Quedé en el piso. El golpe me conmocionó, no tuve registro de nada. Me dolía mucho la espalda.

Los caballos se fueron, unos tipos ayudaron a levantarme y me llevaron a las escalinatas de la Catedral. Seguí trabajando unas horas más: vi cómo reprimieron a las Madres de Plaza de Mayo y mostré mi golpe a las cámaras de televisión. A otros dos fotógrafos también los lastimaron: a uno le tiraron con balas de goma y al otro lo atropellaron con un caballo. En algún momento llamaron desde el diario para que fuera a la redacción. Me costaba respirar. Del diario me mandaron al Hospital Británico. Los médicos encontraron una fisura en el cartílago intercostal. Me dieron licencia médica. Cuando estaba acostado, me sentía abombado.  La Asociación de Reporteros Gráficos (ARGRA) inició acciones judiciales contra De La Rúa, Enrique Mathov y Ramón Mestre.  El expediente no llegó a nada.

Dos años después me mandaron a cubrir el voto de De la Rúa. Le tocaba en el Colegio Nacional Sarmiento, donde cursé cuarto año del secundario. Era su primera aparición pública después de la fuga con el helicóptero en la Casa Rosada. Hicimos guardia desde temprano. Llegó a las cinco de la tarde. Había un despliegue enorme: estaban todos los medios esperándolo. Lo fotografié cuando bajó de un auto, mientras avanzaba la “bola” periodística sobre los custodios. Votaba en una mesa en el primer piso. Como yo conocía el colegio, me adelanté y fui por la escalera que está en el fondo del patio. Llegué primero y le pedí a un fiscal que me prestara la silla. Aceptó. Lo tuve cerquita, así que conseguí primeros planos de su llegada a la urna y fotografié su documento. De la Rúa entró al cuarto oscuro. Yo estaba parado en la silla, me subí a un escalón y disparé la cámara hacia dentro del cuarto. Después volví al diario, dejé el material y me fui.

La foto de De la Rúa con la boleta de López Murphy en la mano salió publicada y causó conmoción. Fue comentada por todos los medios. Dos fiscales actuaron de oficio y me acusaron de violar el artículo 14 de la Constitución Nacional. De la Rúa inició una causa contra el diario Clarín, Julio Blanck –que era el editor responsable- y contra mí. Al poco tiempo, retiró la causa contra Clarín y Blanck y siguió la mía. Declaré que la foto fue tomada en una situación de vorágine periodística. Al final, la causa no llegó a juicio oral. Fui sobreseído.

Foto: Andres D'Elia