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Nisman lo señaló en su denuncia como una pieza clave en el entramado de encubrimento en la causa AMIA, pero a lo largo del texto no aparece ninguna transcripción de sus supuestas conversaciones con otros implicados por el fiscal. Perfil de un un ex funcionario judicial que devino en experto en seguridad.
“El juez Yrimia nunca negocia”. La frase la dijo él mismo el 3 de marzo de 2000. Héctor Luis Yrimia, por entonces, era juez en lo criminal de la Ciudad de Buenos Aires y como tal condujo las negociaciones en una toma de rehenes que terminó con dos muertos y varios heridos. Formado en las academias del FBI, la DEA, el Servicio Secreto y la Aduana de los Estados Unidos, es dueño de una consultora para temas jurídicos, económicos y de seguridad cuyo lema es: “Minimizar los riesgos es la clave para que Usted, su familia y su empresa puedan proyectarse al futuro”. Pero su apellido volvió a la palestra no por su pasado como juez, sí por su tarea como fiscal federal interviniente en la investigación por el atentado a la AMIA. Según el fiscal Nisman él es uno de los supuestos espías, “pieza clave” en el armado para encubrir a los responsables del atentado terrorista.
El currículum de Yrimia es vasto, sobre todo en temas relacionados con seguridad. Se recibió de abogado en la Facultad de Derecho del Salvador donde también cursó doctorados en Derecho Penal y Ciencias Penales. La docencia también es uno de sus caminos: es profesor en la Escuela Superior de la Prefectura Naval Argentina, donde está a cargo de la cátedra de “Delitos económicos y de alta complejidad” y en la Universidad de Morón es adjunto de la “Cátedra Abierta de Seguridad” en la materia “Introducción a la Seguridad” de la Licenciatura de Seguridad.
Yrimia escribió un manual sobre procedimientos especiales en casos de tomas de rehenes –donde volcó sus experiencias como observador en cursos del Grupo Táctico SWAT– y tomó cursos sobre lucha contra delitos de alta complejidad dictados por el FBI, DEA, Servicio Secreto y Aduana de los Estados Unidos.
Un juez detrás de un árbol
Su actuación como juez Criminal de Instrucción entre 1994 y 2004 tiene algunos hechos que lo llevaron a las primeras planas de los diarios. Sobre todo aquel de marzo de 2000 cuando tres asaltantes entraron a un comercio de motos en Villa Urquiza. El botín con el que fugaban los ladrones era de 950 pesos y un reloj. Pero la fuga fue cortada por una pareja de policías que pasaba por el lugar. Hubo un tiroteo que terminó con un policía herido y uno de los ladrones detenido. Los otros dos volvieron al comercio y tomaron al dueño y a su empleado de rehenes.
Cuatro horas estuvieron atrincheradas ahí. Cerca de las 18 Yrimia tomó la negociación por teléfono monto un comité del que se nombró presidente y que actuó desde un local al lado del comercio donde estaban los ladrones. El juez Yrimia estuvo a cargo del operativo. Él ordenó que los dejaran escapar para preservar la vida de los rehenes. Los dos ladrones se fueron en un auto con los cautivos. Atrapados en una calle sin salida del barrio de La Paternal, continuaron la fuga a pie. La Federal los siguió por aire y tierra. Después entraron a una casa para guarecerse y volvieron a tomar rehenes: esta vez una familia. Una nena de 12 años, su papá de 50 y su abuela de 80. Eran pasadas las 20. Dos horas después, negociaciones mediante, los dos asaltantes decidieron volver a salir en el auto con los dos primeros rehenes. Yrimia movilizó a 183 efectivos del Grupo Especial de Operaciones de la Policía Federal. A cargo del Comité de Crisis, desde atrás de un árbol dio la orden de abrir fuego sobre los secuestradores: los dos murieron y uno de los rehenes fue herido de gravedad.
En 2003 tuvo a su cargo la causa en la que sobreseyó a Fernando de la Rúa por contrataciones irregulares para comedores municipales. Un fallo de la Cámara de Apelaciones lo separó de la causa y revirtió el dictamen.
En febrero de 2004, siempre como titular del Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 30, el Consejo de la Magistratura lo sancionó por una actuación excesiva en un caso en el que se le reclamaba al Banco Galicia la devolución del 50% de un depósito en dólares en caja de ahorro. Ese mismo año dejó su cargo después de verse envuelto en un nuevo escándalo: fue denunciado por encubrir un caso de tortura cometido el ex juez Pablo Bruno.
Yrimia y asociados
En la página web de la empresa que lleva su apellido como estandarte Yrimia da a conocer todo su currículum y ofrece como servicios realizar “informes confidenciales de personas físicas y jurídicas”, “Informes económicos, políticos, sociales y de seguridad” e “investigaciones sobre fraude informático, económico, societario y de espionaje industrial”.
También, el hombre que Nisman señaló como pieza clave en el armado del entramado de encubrimiento en la causa AMIA, ofrece cursos y conferencias sobre: “secuestro y extorsión; entrenamiento a familiares sobre prevención de seguridad, toma de rehenes, espionaje industrial, protección de bases de datos y comunicaciones, manejo vehicular evasivo, contra-vigilancia y detección de explosivos en vehículos, bioterrorismo, inteligencia electrónica y contramedidas, manejo de armas, técnicas de protección y custodia”, entre otros temas todos vinculados a la seguridad.
Yrimia, la AMIA y la denuncia de Nisman
Solo un año fue fiscal Federal. Entre 1993 y 1994. Durante la feria de invierno del 94 la causa que investiga el atentado a la AMIA cayó en sus manos. Esa relación con el expediente es, en la denuncia de Nisman, lo que hace que los supuestos conspiradores vayan a buscarlo para ser parte del armado del encubrimiento. “La contribución del Dr. Yrimia al plan criminal ha sido sustancial”, dijo Nisman en su denuncia y aclara: “Ha puesto al servicio de la maniobra de encubrimiento su conocimiento sobre la causa AMIA. Se trata de un conocimiento específico pues lo ha obtenido en el ejercicio de su anterior cargo como Fiscal Federal especialmente designado por la Procuración General de la Nación para intervenir en la investigación del atentado perpetrado contra la sede de la AMIA”.
A lo largo de las 289 páginas de la denuncia de Nisman, la voz de Yrimia sólo aparece transcripta una vez. Así lo relata Nisman: “Ya en febrero de 2014 se registraron comunicaciones en las que el abogado se ha identificado, sin dejar lugar a ninguna hesitación: “...Buen día, Jorge. Luis Yrimia...”, a lo cual Khalil respondió: “¿Cómo le va, doctor querido?”. Yrimia aparece mencionado 58 veces, pero no hay transcripciones de sus supuestas conversaciones con otros implicados por Nisman.
Nisman califica el aporte de Yrimia como “extremadamente valioso en el plan delictivo” y da por sentado que “el ex Fiscal designado, el día del atentado, para actuar en forma conjunta, alterna o sucesiva en la causa AMIA, Dr. Héctor Luis Yrimia, en razón de sus conocimientos detallados del expediente y su experiencia en la práctica judicial en materia penal, por haberse desempeñado además como Juez de la Nación, aportó valiosa información y consejos técnicos para el armado de esta nueva hipótesis falsa, de modo de tornarla verosímil y adaptable a la realidad de una causa judicial, que conocía por haber intervenido en su condición de Fiscal Federal” y en otro párrafo señala que Yrimia actuaba como funcionario de inteligencia del Estado y que con su información ayudo en el “perfeccionamiento de la pista falsa para redireccionar la investigación”.
Hoy, en declaraciones a Página/12 Yrimia dijo ser inocente y no tener nada que ver las acusaciones hechas por el fiscal Nisman. También negó haber tenido relaciones con la Secretaría de Inteligencia cosa que ya había sido confirmada por el propio titular de la entidad, Oscar Parrilli.
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