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Se la conoció como Masacre de Fátima y fue una de las más atroces del accionar de la última dictadura en territorio bonaerense. En la madrugada del 19 de agosto de 1976, un grupo militar llegó a un puesto de control caminero sobre una ruta de Fátima, un pequeño pueblo de no más de seis mil habitantes a pocos kilómetros de Pilar. Luego se desvió hacia un callejón por un camino de tierra, cerca de una ladrillera. Todo había sido planificado. En un descampado, lejos del sueño de los vecinos, se voló con dinamita a 30 prisioneros, que antes habían sido ejecutados. A la mañana siguiente, un grupo de obreros encontró restos humanos. Para no dejar evidencia del episodio, uniformados y personal civil recogieron los pedazos de los cuerpos dinamitados y los cargaron en un camión municipal.

Desde 2001 la escuela secundaria de Fátima conmemora la masacre con un acto donde participan organismos defensores de derechos humanos y familiares de las víctimas, vecinos y autoridades. “No sólo es para recordar sino que lo hacemos con el objetivo de mantener viva la memoria. Fue un hecho terrible y no queremos que vuelva a repetirse”, dijo a Infojus Noticias Lorena Lescano, directora de Participación Ciudadana y Derechos Humanos de Pilar.

A 10 kilómetros de donde fue la masacre está el Memorial de Pilar, un cementerio privado. Allí están enterrados –algunos con nombres aprócrifos y otros como N.N.- cuatro genocidas, artífices de la represión en nuestro país: Jorge Rafael Videla, Emilio Massera, José Alfredo Martínez de Hoz y Orlando Agosti. A mediodía organismos de derechos humanos, agrupaciones políticas y artistas se concentraron frente al cementerio. Hicieron un señalamiento del lugar y plantaron flores por cada una de las víctimas de la masacre.

“El último 24 de marzo también fuimos hasta allí y realizamos una intervención artística a Memorial: le tachamos la L , para que leamos Memoria”, contó a Infojus Noticias Victor Hugo Koprivsek, integrante de la agrupación Vecinos por la Memoria Pilar, que participaron del acto.

En la tarde se concentraron más de 60 personas en el parque de memoria que está en el ingreso de la Escuela Media N° 9 de Fátima. Allí hay una escultura en proceso desde 2013 llamada “Serena”, que es parte de un proyecto mayor, con el que lograron decretar asueto del 20 de agosto de 2016, momento en que se conmemorarán 40 años de la masacre. “Se llama Serena porque queremos transformar la energía en la conmemoración de estos hechos tan horrorosos con comunicación y arte2, explicó el escultor Valle Barroso a Infojus Noticias.

Cerca de las cuatro de la tarde, todos los estudiantes del secundario, y los organismos congregadas -pertenecientes a la Comisión de DDHH de Campo de Mayo, Comisión de DDHH de Automotores Orletti, Familiares de desaparecidos y ex presos políticos de José C. Paz, y familiares de las víctimas de la Masacre de Fátima-  llegaron a un punto en medio del campo. Allí había un corazón y un “presente” de claveles rojos y una placa conmemorativa con los nombres de las 23 víctimas que fueron identificadas, con la frase “Los pueblos sin memoria no tienen futuro”.

La madre de Jorge Argente, que recuperó los restos de su hijo en 2011, con su pañuelo blanco, agradeció “que se recuerde, que la gente no olvide”. Se encontraba también Patricia, la hija de Roberto Olivestre, un militante de la JTP y delegado sindical. “Estamos esperando el juicio para que sean juzgados todos los autores de esta masacre. Nosotros encontramos los restos de mi papá en 2009, fue gracias a la campaña masiva que llevó adelante el EAAF que pedía muestras de sangre de familiares de personas desaparecidas”, contó a Infojus Noticias.

Ella tenía seis años cuando entraron a su casa, torturaron a su padre frente a toda la familia y se lo llevaron. “Cuando supimos que fue víctima de esta masacre pudimos conocer que le pasó. Conocer su historia nos acercó a una militancia más activa”, dijo.

Donato de Santo, el director de la Escuela N° 9, explicó que en 2001 un grupo de familiares de las víctimas se acercó al establecimiento, porque hay un callejón detrás de la escuela que lleva hasta el lugar donde ocurrió la masacre. “yo no sabía de ese trágico hecho, y empecé a preguntar y casi nadie sabía de eso, entonces empecé a ocuparme del tema en la escuela, a acompañar a los familiares” explicó el director, quien tomó el tema como propio y comenzó a realizar charlas y encuentros.

Así se logró, entre otras cosas, que los jóvenes participaran del programa “Jóvenes y Memoria”, de la Comisión Provincial por la Memoria. “Todos los años existen diversas actividades, como muestras fotográficas y recitales como el que hizo Víctor Heredia. Este año va a bailar un grupo folclórico”, explicó Lescano.

“Grupos irracionales que perturban la paz interior”

El operativo fue comandado por el Ejército. Los treinta prisioneros eran 10 mujeres y 20 hombres, la mayoría referentes sindicales de la zona norte de Buenos Aires, estaban detenidos en el campo de la Superintendencia de Seguridad de la Policía Federal. Se liberó la zona y, la noche anterior, helicópteros del Ejército y un par de Ford Falcón patrullaron el barrio. Las víctimas habían sido aniquiladas antes de la explosión. A los cuerpos los trasladaron con vendas en los ojos.

La versión oficial, después que los obreros encontraran los cuerpos, fue que había sido producto de un enfrentamiento con la guerrilla. La Junta Militar, en efecto, dijo que fue un “vandálico hecho sólo atribuible a la demencia de grupos irracionales que con hechos de esta naturaleza pretenden perturbar la paz interior y la tranquilidad”.

En ese momento fueron identificadas cinco personas: Inés Nocetti, Ramón L. Vélez, Angel O. Leiva, Alberto E. Comas y Conrado Alzogaray. El resto fue inhumado como NN en el cementerio de Presidente Derqui. Varios años después se identificaron algunas víctimas más, como Daniel Argente, José D. Bronzel, Susana Pedrini de Bronzel, Carmen Carnaghi, Haydé Cyrullo de Carnaghi, Norma S Fontini, Selma J. Ocampo, Horacio O. García Gastelú y Carlos Raúl Pargas.

El represor Carlos Gallone, acusado en 2008 de ser el organizador de la matanza, fue fotografiado en 1982 en una marcha de organismos de derechos humanos contra la dictadura. Allí aparece llorando mientras abraza a una madre de Plaza de Mayo, en una foto que recorrió el mundo.

En abril de 2008, el Tribunal Federal número 5 condenó a cadena perpetua a Juan Carlos Lapuyole –hombre de confianza del ex ministro Harguindeguy- y a Gallone. A un tercer acusado, Miguel Ángel Trimarchi, lo declaró inocente. La sentencia resumió: “Se los encontró culpables de los delitos de privación ilegal de la libertad y homicidio calificado por alevosía cometidos contra veinte hombres y diez mujeres, agravada por su carácter de funcionario público”. Los querellantes apelaron el fallo de Trimarchi ante la Cámara de Casación y aún no hubo respuesta.apelaron el fallo de Trimarchi ante la Cámara de Casación y aún no hubo respuesta.

JMM/JB/RA