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Lo dijo Roberto Cantos, después de escuchar el veredicto que condenó a prisión perpetua a Jorge Alberto D’Amico por el secuestro, torturas y homicidio de su hermano Germán Francisco Cantos. El joven estaba cumpliendo el servicio militar obligatorio en el Batallón de Ingenieros de Combate de Santiago del Estero.
A las 14 horas el presidente del tribunal, Juan Carlos Reynaga, empezó a leer el veredicto ante una sala repleta de público. En la primera fila estaban sentados los cinco hermanos de Germán Cantos: María de los Ángeles, Irene, Ana Beatriz, Roberto y Gustavo. Junto a ellos sus hijos, sostenían la foto en blanco y negro con el rostro sonriente de Germán. “Condenar a Jorge Alberto D’Amico a la pena de prisión perpetua”, fueron las palabras que hicieron estallar en gritos y aplausos a los presentes. Las manos que sostenían los retratos esta vez abrazaban y secaban lágrimas.
El juicio por el secuestro, torturas y homicidio de Germán Francisco Cantos empezó el 25 de julio. Hoy, en la sexta audiencia y a 38 años de su secuestro, se conoció la sentencia. Germán estaba cumpliendo el servicio militar obligatorio en el Batallón de Ingenieros de Combate 141 en la provincia de Santiago del Estero. El 3 de setiembre de 1976 debía salir de franco pero lo retuvieron. Dos testigos lo vieron entre ese viernes y el domingo vestido de civil esperando que D’Amico le firmara un documento. Después fue visto en el centro clandestino de detención que funcionaba en el ex Arsenal Miguel de Azcuénaga. Desde entonces permanece desaparecido.
“Es una profunda toma de conciencia de que no estamos solos”, dijo Roberto Cantos. En la puerta del Tribunal Oral Federal (TOF) de la provincia de Tucumán, después de fundirse en abrazos con aquellos que llegaron a presenciar la audiencia, habló con Infojus Noticias. “Poder compartir esto todos juntos, aunque nuestros viejos no estén, es muy sanador”, reflexionó el integrante del dúo folclórico Coplanacu. “Todas nuestras heridas profundas van a doler muchísimo menos”, agregó.
Gustavo Cantos, el menor de los hermanos, tenía 9 años cuando Germán fue secuestrado. En audiencias pasadas había dicho que les había quedado pendiente construir una casita arriba del árbol del fondo de la casa. Sobre esa ‘casita del árbol’ Germán había escrito en una carta que logró enviar a su familia desde su cautiverio en el ex Arsenal. “Más vale que empiece a hacer los planos para la casita que construiremos cuando yo vuelva, arriba de la higuera, así puedo compartir con él su mundo”, decía esa carta que la familia preservó y se presentó como prueba durante el juicio. Hoy Gustavo dijo que sentía que podían confiar en la justicia.
“Yo creo que estamos en paz pero necesitamos encontrar sus restos para poder tenerlo, para poder visitarlo”, reflexionó Gustavo Cantos. Tanto él como el resto de sus hermanos tienen claro que la búsqueda no ha terminado. “Falta tener los restos de Germán, el cuerpo, para poder ponerlo en una tumba, tener una tumba y poder despedirlo en paz”, había dicho Roberto antes. “Hoy vamos a festejar pero tampoco nos vamos a quedar ahí”, concluyó el músico.
Tanto la fiscalía como la querella habían solicitado la pena máxima que establece el Código Penal. Además habían pedido que se considere el delito en el contexto de genocidio y como tal un crimen de lesa humanidad. Por su parte la defensa oficial planteó la nulidad de la acusación y la inconstitucionalidad de la pena de prisión perpetua. Sobre estos dos puntos se realizaron las réplicas y las dúplicas durante la mañana.
Seguir buscando justicia
El tribunal resolvió no hacer lugar a los planteos de la defensa ni tampoco proceder con la solicitud de falso testimonio contra María Cristina Rodríguez Román de Fiad, una de las testigos que declaró en audiencias pasadas. La testigo, que compartió cautiverio en el ex Arsenales con Cantos expresó que no le preocupaba el pedido de falso testimonio. “Eran ellos (la defensa) los que tenían que demostrar que yo había cometido falso testimonio”, sostuvo para Infojus Noticias. “Yo había dicho la verdad y solamente lo que sabía. No agregué un dato más”, indicó. Cristina había contado al tribunal un diálogo con Germán en el que ella le preguntó si a él lo había secuestrado D’Amico. “Ese hijo de puta”, contó la testigo que le respondió el joven.
Los jueces Juan Carlos Reynaga, Hugo Norberto Cataldi y Mario Marcelo Juárez Almaraz condenaron a Jorge D’Amico por ser coautor del delito de privación ilegítima de la libertad y partícipe necesario de los delitos de tormento agravado y homicidio agravado por alevosía, por el concurso premeditado de dos o más personas y por el fin de lograr impunidad (veredicto con la disidencia parcial del doctor Almaraz, respecto al delito de homicidio agravado).
El imputado escuchó la sentencia desde una sala contigua. Acompañado por su familia presenció el final del debate a través de una pared vidriada.
La audiencia contó con la presencia de Jorge Auat, titular de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad. Auat señaló que la mirada desde su función está puesta en continuar buscando justicia. “Nosotros tenemos una forma de mirar los procesos estos como ‘mirar la mitad del vaso vacío’, porque termina un juicio y tenemos que prepararnos para el que viene”, explicó. “No nos podemos quedar mirando lo que se hizo y sentirnos satisfechos”, opinó el funcionario.
La lectura de los fundamentos se realizará el día jueves 11 a las 14 horas. Tanto los fiscales Leopoldo Peralta Palma y Pablo Camuña como los abogados querellantes Inés Lugones, Julia Aignasse y Alvaro Pedro Orieta se mostraron conforme con el veredicto y esperan conocer los fundamentos la semana próxima.
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