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Se trata de César Miguel Comes, condenado a 25 años por delitos de lesa humanidad cometidos en la “Mansión Seré”. La Corte Suprema de Justicia rechazó un recurso extraordinario presentado por la Procuración contra una sentencia de la Cámara de Casación, que le había otorgado el beneficio.
César Miguel Comes, condenado a 25 años en noviembre de 2008 por delitos de lesa humanidad cometidos en la “Mansión Seré”, seguirá gozando de la prisión domiciliaria. Así lo decidió la Corte Suprema de Justicia al rechazar un recurso extraordinario presentado por la Procuración General contra una sentencia de la Cámara de Casación que le otorgó el beneficio al represor.
En una sentencia dividida el máximo tribunal confirmó la prisión domiciliaria del represor condenado por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura militar tales como “privación ilegal de la libertad agravada e imposición de tormentos agravada, ambas reiteradas en ocho oportunidades, en concurso real”.
Carlos Fayt, Enrique Petracchi, Carmen Argibay y Eugenio Zaffaroni coincidieron en el rechazo al pedido para enviar a Comes a una cárcel común y así, siendo la última instancia de la Justicia nacional, prácticamente dejaron nula la posibilidad de que el represor cumpla condena en cárcel común. Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Juan Carlos Maqueda fueron los que en “minoría” se inclinaron por dejar sin efecto la sentencia de la Cámara Federal de Casación Penal que concedió el beneficio de prisión domiciliaria al ex brigadier Comes de 88 años.
El voto en minoría del máximo tribunal sostenía que están presentes “riesgos de sustracción a la justicia” en “procesos de la naturaleza como la que posee el presente, en el que se juzgaron delitos calificados de lesa humanidad”.
A partir de junio de 1976 la Fuerza Aérea Argentina se hizo cargo de la represión en la subzona militar 1.6, que abarcaba los partidos de Merlo, Moreno y Morón. Desde febrero de 1977 y hasta febrero de 1979 Comes se hizo cargo de esta subzona jefe de la VII Brigada Aérea con asiento en Morón.
Claudio Tamburrini, Daniel Russomano, Guillermo Fernández y Carlos García fueron algunos de los detenidos que lograron fugarse de la mansión un 24 de marzo de 1978, durante una noche de lluvia. Estaban esposados y desnudos. Esta fuga marcó el fin del centro clandestino ya que luego de ello, el resto de los detenidos fueron llevados a otras dependencias o liberados.
La propiedad fue incendiada y, más tarde, dinamitada para borrar cualquier resto o prueba de los crímenes que allí se realizaron. Las fachadas exteriores se mantuvieron en pie hasta 1985, cuando el Intendente electo de Morón, Norberto García Silva, ordenó su demolición completa.
“Cuando me retiré tuve grandes satisfacciones en Morón, entre otras cosas me regalaron una placa en la que se reconoce el apoyo que yo había dado a todas las unidades de bien público de Morón”, dijo durante el proceso Comes, casi burlándose de lo que allí ocurría.
“En ocasiones, civiles de la zona de Morón, vinieron a verme con algunos problemas, como el caso de un padre de un chico que estaba en Brasil y que en una requisa en la casa, le retiraron un rifle calibre 22. Este hombre me pidió si lo podíamos devolver el rifle. Y así fue que se lo hice conseguir, a través del Jefe de la Plana Mayor de la Fuerza de Tareas”, contó sobre su “buen accionar” durante aquellos años. Ahora seguirá con prisión domiciliaria.
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