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La querella de Abuelas pidió incorporar al expediente la restitución del nieto 114. Es la primera audiencia después de la recuperación de la identidad del nieto de Estela de Carlotto. Hoy declararon integrantes del Equipo Argentino de Antropología Forense y Jorge Di Pasquale desde Ezeiza por videoconferencia, imputado como coautor de homicidios dolosos en La Cacha. Arduo debate por un pedido de la querella para incorporar la figura de delitos sexuales.
Con el testimonio de un miembro del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y la declaración indagatoria al represor Jorge Di Pasquale, continúa una nueva audiencia por el juicio que investiga los delitos de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de detención La Cacha. En el comienzo de la jornada, además, el equipo jurídico de Abuelas de Plaza de Mayo le pidió al Tribunal Oral Federal N°1 de La Plata que anexara los datos que comprueban la reciente restitución del nieto de Estela de Carlotto. Y, tras un arduo debate, los jueces dejaron una decisión pediente sobre un pedido que realizó la querella Justicia Ya acerca de la ampliación de las acusaciones por delitos sexuales. La solicitud alcanza a una docena de imputados: el delito más grave es el de "coautores de violación en grado de tentativa" contra las víctimas Berta Itscovich y Stella Maris Bojorge, agravada por el hecho de que estaban bajo la guarda de los presuntos autores.
"Si bien entendemos que el hijo de Laura no es víctima de esta causa, completa la materialidad de un hecho que afirmaron varios testigos. Ellos vieron parir a Laura en La Cacha. Por tal motivo, se solicita que se deje constancia del ADN y la partida de nacimiento de Ignacio Hurban, comprobando que es Guido Carlotto”, dijo Emanuel Lovelli, abogado de Abuelas y solicitó que se profundice la investigación por el homicidio de Laura.
Por otra parte, las defensas de los acusados hicieron un pedido que despertó la risa de una buena parte del público: alertaron sobre unas pegatinas con las caras de los represores en la esquina del tribunal, cuestión que los jueces relativizaron. El juicio está en la etapa final –en las próximas audiencias serán los alegatos- y Miguel Etchecolatz, que vestía una camisa morada y el habitual pin “Etchecolatz, prisionero de guerra”, estaba inquieto: le acercaba papeles a su abogado y charlaba con sus compañeros en el corralito desde donde escuchan las audiencias. Varios represores no concurrieron a la sala por estar con carpeta médica. Antes de los testimonios, el presidente del Tribunal Carlos Rozanski le preguntó al abogado defensor Juan José Lossino si antes o después de la última audiencia tomó contacto con algún testigo que figura como víctima. “Sí, hablé en la vereda con la señora Rolli y le dije que prestara atención a lo que iba a declarar un testigo por el caso de mi defendido. Luego me la crucé en una confitería y le pedí que me diera opinión sobre esa declaración. Eso fue todo", contestó.
Juan Carlos Nóbile es licenciado de antropología y formó parte, como miembro del EAAF, de las tareas de excavación que se hicieron en 2012 en La Cacha. Como testigo técnico, explicó que la metodología de trabajo tiene varias etapas. Que, después de los testimonios o las denuncias recibidas, se establecen estrategias de excavación. En La Cacha hubo dos vías: la primera, que denominó como “no intrusiva”, fue comandada por Gendarmería Nacional mediante el uso del georadar. Consistió en detectar evidencia de subsuelo sin necesidad de excavación, para tener certeza si hubo alteraciones en la tierra por remoción de restos humanos. La segunda sucedió después: allí el equipo de EAAF excavó los lugares señalizados por Gendamería con el objetivo de tener una “visión directa” del subsuelo.
Con el doble propósito de encontrar algún tipo de construcción entre 1976 y 1983 y de buscar restos óseos, se dividió el terreno en seis partes. Con el uso de un Powerpoint, el testigo precisó que debieron romper varios de los espacios -donde actualmente funciona la Escuela de Policía- . Allí detectaron canalizaciones, perros enterrados - es un predio donde también se adiestra a los canes- y, cerca de un gimnasio, encontraron una especie de “pileta de refrigeración”. También hallaron un sótano, en el cual habría funcionado un equipo de transmisión radial. Su exposición tuvo un momento singular cuando mostró una foto con un artefacto eléctrico. Si bien no se dijo claramente, a la querella no le quedó dudas que se trató de una picana. Nóbile lo precisó: “Está comprobado que es un objeto que está preparado para pasar electricidad, y por el tipo de cable es característico de la década del 70”. En el final del informe dijo que no encontraron restos óseos y que recogieron restos de proyectiles de armas de grueso calibre, pero “vinculadas a la década del `30 y el `40”. Ante la pregunta del fiscal, tampoco pudo precisar la fecha en que fue demolida la casona de dos plantas que fue uno de los comandos del ex centro clandestino de detención.
"Juicios revolucionarios"
Después fue el turno de Jorge Di Pasquale, que fue interrogado por videoconferencia desde Ezeiza. Se le tomó declaración por una ampliación a su imputación como coautor de homicidios dolosos, entre los que se encuentra Laura Carlotto. Di Pasquale dijo que estuvo internado en un hospital, y destacó que su defensa tiene limitaciones. “Se me hizo imposible seguir dos juicios a la vez –también estuvo procesado en Neuquén-, sumado a la precario de las comunicaciones, no entendía que se estaba hablando y no podía hablar con mis abogados”. Y agregó: “ofrecí pruebas, pedí que declaren Vaca Narvaja, Firmenich, no como testigos de contexto, sino como líderes del otro bando. En este juicio se me imputan hechos de 1977 y fui juzgado en Neuquén por hechos de 1977. ¿Estuve en Neuquén o en La Plata? No me queda claro. Los hechos que se me imputan son mentira. No me responsabilizo de nada”.
Di Pasquale dijo que formó parte de un grupo de actividades especiales en el destacamento 101 de La Plata. Reconoció que hizo tareas de inteligencia, pero sólo “para la seguridad del Mundial ´78 y para preparar agentes secretos con el objetivo de infiltrarlos a Chile”. Ante las preguntas del Tribunal, no titubéo: “Hubo muertos de los dos sectores pero sólo se investigan los de uno solo. Esto fue una guerra. No hubo persecución cultural ni religiosa ni ideológica. Los fiscales mienten, copian y pegan de otras causas, no saben nada. Cumplí órdenes, pero nadie me dijo que debía detener a ninguna persona en La Plata. Las organizaciones marxistas atacaron y robaron cosas, como en Monte Chingolo, Villa María, Formosa. Debimos defendernos. Me interesa llegar a la verdad, y no me interesa que se siga tergiversando, y que los juicios sean juicios, y no que sean juicios revolucionarios como éste”. Después de sus palabras, Etchecolatz aplaudió.
La audiencia terminó con un arduo debate. La querella Justicia Ya presentó una ampliación de la acusación a los imputados por delitos sexuales. Rechazada por la defensa, la exposición consideró hacer un tratamiento integral respecto de las conductas de los imputados. "Entre otras pruebas, están los testimonios de sobrevivientes que remiten a episodios de desnudez, abuso y violaciones, hechos que consideramos como parte del plan sistemático de genocidio y no como hechos individuales de los represores involucrados", dijo la abogada Carolina Vilchez. La querella especificó que el delito de abuso deshonesto agravado contra todas las víctimas alcanza a 127 casos, en las que se incluyen mujeres y hombres.
El Tribunal recién dará una respuesta sobre si incorpora o no la ampliación por delitos sexuales el próximo viernes, cuando se retome el juicio.
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