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Sin dar fundamentos, lo decidió la Corte Suprema Di Cassazione de Italia. La pidió el juez federal de San Juan Leopoldo Rago Gallo, que investiga a Malatto por crimenes de lesa humanidad. El represor, que prófugo desde hace tres años, tuvo un rol clave en el esquema de la represión ilegal de esa provincia.
Una decisión de la justicia italiana le permitirá al teniente coronel retirado Carlos Luis Malatto, prófugo hace tres años, pasear un tiempo más por las calles de Roma. Infojus Noticias accedió a la resolución de la Corte Suprema Di Cassazione de Italia –máximo tribunal de aquél país- que “declara la inexistencia de condiciones para disponer la extradición” que pidió el juez federal de San Juan Leopoldo Rago Gallo hace más de tres años. La fuente que recibió la información estima que se trata de una deficiencia técnica, de incumplimiento de requisitos formales en el exhorto girado por el juez, pero la resolución no explica los motivos.
La noticia se conoció el lunes por la mañana publicada en el diario de Cuyo, pero ni el juzgado federal 2 de San Juan ni la Cancillería lo oficializaron. En declaraciones a una radio local, aunque aclaró que no había recibido la notificación, Rago Gallo se mostró sorprendido con la negativa “porque se ha hecho con todos los recaudos legales y debidamente fundada, y en principio entendíamos que debía prosperar”. Malatto salió del país a Chile como una sombra, sin dejar rastros en los registros fronterizos, aprovechando una resolución de la Cámara de Apelaciones de Mendoza que el 27 de agosto de 2011 liberó a todos los imputados por delitos de lesa humanidad de la provincia. Integraban aquél tribunal Otilio Romano y Luis Miret, que hoy están juzgados por delitos de lesa humanidad.
Ojo de vidrio
Malatto era “una pieza vital dentro del esquema de la represión ilegal en la provincia”, según lo definió un abogado querellante de víctimas de la dictadura en la provincia cuyana. “Era oficial del RIM (Regimiento de Infantería de Montaña) 22. Está imputados por torturas, privación ilegítima de la libertad, violación de domicilio y otros delitos”, detalló una fuente del juzgado federal. Está acusado en las investigaciones judiciales que tienen como víctimas a Oscar Alfredo Acosta y su esposa Virginia, José Luis Gioja, Marta Sarof de Leroux, Margarita Camus, Alberto Carvajal, Guillermo Gulbert, Fernando Mot, Adolfo Andino y Vicente Mazzitelli. Pero su nombre volvió a surgir durante el juicio que se hizo mientras estaba prófugo y que condenó a al ex mayor Jorge Olivera y a Gustavo De Marchi, que se fugaron hace un año cuando iban a un chequeo médico al Hospital Militar.
Malatto era el hombre de confianza de Olivera -célebre por haberse jactado delante de ex detenidos de haber violado a la militante francesa desaparecida Marie Anne Erize- y junto a él, uno de los torturadores más eficaces del penal de Chimbas. A ambos se los conocía con un mote, ojos de vidrio, porque casi toda la inteligencia militar en los tiempos de plomo pasaba por sus manos. Los sobrevivientes lo recuerdan como un tándem indivisible, tanto que los llamaban “Malivera”.
Fugado
Malatto es uno de los evadidos más antiguos: lleva tres años sin salir de Italia para no ser detenido por Interpol, luego de que el juez argentino dictara su captura nacional e internacional por haber cometido delitos de lesa humanidad. Su fuga –y sus idas y vueltas con la justicia- es una de las muestras más claras de la complicidad de algunos miembros dilectos de la familia judicial con la última dictadura. Ambos fueron procesados en la década del ’80 por la desaparición de Erize, la militante francesa de Montoneros, y se atrincheraron en los juzgados para no someterse a la justicia. Después participaron del movimiento golpista carapintada, y quedaron impunes cuando se sancionaron las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
Cuando las causas se reactivaron, en 2003, los testigos comenzaron a mencionarlo entre la patota que secuestraba a militantes políticos y sociales en la Provincia. A principios de 2011 Malatto quedó preso en la cárcel de Chimbas, pero sólo por cinco meses. Una resolución de la Cámara de Apelaciones de Mendoza dejó en libertad a todos los acusados por violación a los derechos humanos en la última dictadura militar.
La libertad lo dejó ejercer con más dedicación su vocación empresarial: puso los exclusivos locales Wanama de ropa femenina, en pleno centro comercial de Palmares. Cuando la Cámara de Casación revocó esa decisión y ordenó recapturarlos, era tarde: la orden había llegado antes que todo a los oídos de Malatto que se había hecho humo cruzando la cordillera hacia Chile.
En un blog en internet titulado las “Aventuras en Italia del perseguido político Malatto”, donde aparecen escritos firmados con su nombre, se burla de los funcionarios judiciales sanjuaninos. En uno de los posts, dice estar “por tomarse una birra en Roma” y lo placentero de su primer día con su abogado Augusto Sinagra -abogado de la logia P2, que representó a su jefe y mentor, Olivera, cuando era requerido por la justicia francesa-. Relata, por ejemplo, que de los 10 o 15 policías que vieron ese día, el 95% fue alumno del profesor napolitano. No sólo eso, allí también dice que el fiscal como el juez de la Cámara de Apelaciones de L’Aquila, ciudad donde fijó su domicilio tras vender su casa y su negocio en Mendoza, fueron sus alumnos. La resolución de la semana pasada parece darle la razón.
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