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Verónica Bogliano es una de las abogadas querellantes en el juicio por La Cacha. Sus padres fueron secuestrados en 1977 y llevados allí. Los asesinaron y los enterraron como NN en el cementerio. Sus restos fueron restituidos en 2010. Además de su propia historia, busca reconstruir la de varios de sus compañeros de HIJOS La Plata.
Es miércoles por la tarde, el sol de La Plata empieza a serenarse y Verónica Bogliano parece una mujer más leve que por la mañana. Y no es por el vestido de verano que cae por debajo de sus rodillas. Una mochila de muchos años ha comenzado, poco a poco, a vaciarse. Camina unos metros junto a Infojus Noticias y se detiene justo enfrente de la ex AMIA, donde acaba de terminar la audiencia inaugural del juicio por La Cacha, el centro clandestino donde la tuvieron chupada a su madre.
María Susana Leiva nació el 4 de enero. “Susy”, la llamaban sus padres. Tenía 32 años cuando la secuestraron el 12 de agosto de 1977, en su casa, junto a dos compañeros y su pareja, Adrián Claudio Bogliano. Adrián fue al Liceo Naval hasta 4º año y rindió 5º libre, en el Normal 3 de La Plata. Dejó el liceo para ir a trabajar a las villas de emergencia. Tenía 28 años cuando lo raptaron, y fue visto en La Cacha por otros sobrevivientes. A Susy nadie la vio allí: por eso su caso no será tratado en el juicio. “Que no se haya elevado el caso de mi mamá tiene que ver con no poder entender estas cosas, con el horror, porque hay un montón de otras pruebas que indican que estuvieron juntos con mi padre todo el tiempo. Me hubiera gustado; ya veremos cómo lo hacemos”, apunta.
Los torturaron, los asesinaron y los enterraron como desconocidos en una fosa del cementerio de La Plata. Sus restos fueron restituidos a su familia, en 2010, y sepultados por su familia.
Dice Valeria: “Desde los organismos de derechos humanos siempre buscamos justicia. Tenemos esta justicia que necesita pruebas y a mi mamá nadie la vio. Es lógico porque estaban tabicados, muy pocas veces se podían levantar la venda. Había dos lugares en La Cacha y estaban separados de los detenidos, muchos de los detenidos que pasaron por ahí están asesinados, y es probable que quienes la hayan visto no la recuerden. Por ahí durante el juicio surja algo; es pedirle demasiado a las víctimas que pasaron por una situación tan traumática que se acuerden absolutamente de todos los detalles. Ellos tratan de olvidar y recordar al mismo tiempo por los compañeros, pero es un peso muy grande”.
Además de su propia historia familiar, Bogliano buscará reconstruir la de varios de sus compañeros de HIJOS La Plata, y volverá a patrocinar a la Asociación Anahí desde la que Chicha Mariani busca incansablemente el destino robado de su nieta. La banda sonora de la charla, en la vereda de calle 4, son los gritos descarnados de sobrevivientes, familiares, y organismos, que despiden las Traffic del Servicio Penitenciario: los acusados vuelven a la celda donde pasarán el verano hasta el reinicio del debate, el 5 de febrero.
-¿Cuál es la importancia política, histórica, institucional que tiene el comienzo del juicio por los crímenes de La Cacha?
-Es un paso importantísimo como todos los juicios que se vienen haciendo en esta ciudad y a lo largo de todo el país. Celebro que se inicie otro juicio por delitos de lesa humanidad. Aunque falten algunas víctimas y algunos imputados, es importantísimo que se sigan haciendo, que se ventile toda la prueba, y esperemos que se los termine condenando. Son genocidas, asesinos, torturadores, ladrones de bebés. Por eso estoy muy contenta.
-¿Qué te parece que se juzgue por primera vez en la provincia de Buenos Aires a un organismo de Inteligencia del Ejército como conductor operativo de un centro clandestino?
-En realidad, me parece que la Inteligencia formó parte de todo el circuito represivo. Deberían juzgarse a todos los que integraron organismos de Inteligencia en todo el país, porque la inteligencia era uno de los pasos previos a secuestrar y después obtener información en interrogatorios bajo tortura. Si bien acá se empiezan a juzgar, yo creo que es un primer paso para que se empiecen a juzgar a todos los que formaban parte de inteligencia en distintas estructuras del país.
-¿Qué particularidades tiene La Cacha como centro clandestino?
-Casi todos los centros clandestinos de la provincia de Buenos Aires eran dependencias oficiales o destacamentos de policía. Éste no era un lugar oficial, si bien funcionaba cerca de lo que era el Servicio Penitenciario, y fue reconocido gracias a los testimonios de los sobrevivientes. Y además, operaron ahí varias fuerzas represivas. El Servicio Penitenciario Bonaerense, Inteligencia del Ejército, la Marina. Eso es una particularidad de cómo eran las guardias que custodiaban a los detenidos y los sometían a condiciones infrahumanas de vida, y también las patotas pertenecían a las diferentes fuerzas.
En la primera audiencia, el miércoles pasado, hubo varios incidentes que delinearon la cancha en la que se va a dirimir el juicio. Héctor Raúl “Oso” Acuña entró con el dedo índice erguido, dirigiéndolo al público, y haciendo la V de la victoria hacia los familiares, que aplaudían y vivaban a los acusados desde la planta alta del anfiteatro. Juan José Losinno, el abogado de uno de los civiles de Inteligencia, se trenzó con el presidente del Tribunal, Carlos Rozanski, por el pedido de prueba y se empecinó en interrumpirlo, tanto que estuvo por ser desalojado de la sala. “Fue una primera audiencia fuerte. Los acusados siguen manejándose con total desprecio como se manejaron en la dictadura con la vida de las personas: no les importa, como no les importó en ese momento secuestrar, robar, torturar y asesinar. No espero que en las declaraciones indagatorias vayan a dar ningún dato. Sé que deben existir más archivos que los que se encontraron hasta ahora sobre lo que pasó en los centros clandestinos de detención por los relatos de las mismas víctimas, pero de esta lacra de personas yo no espero absolutamente nada”.
-¿Está probado que el personal civil de Inteligencia participara de los interrogatorios o es algo que puede probarse en este juicio?
-Son cosas que vamos a ir viendo en el juicio. No está todo probado ni nada descartado. Sí hay muchos indicios y por eso se elevaron las causas y tenemos estos imputados. De las declaraciones suele surgir que hay quien tiene más información, que sabe bien de quién se trata ese grupo o esa persona, y se nota que hay un trabajo de Inteligencia. La infiltración en las facultades no sólo surge de los testimonios de los sobrevivientes que los mismos guardias les comentaban que se vestían de determinada manera o se dejaban el bigote para pasar como estudiantes universitarios, sino también del archivo de la ex DIPBA.
-¿Cómo afrontás, después de tantos juicios como abogada querellante uno en el que el caso de tus padres va a ser abordado? ¿Cómo es separar a la abogada de la víctima?
-Yo, como familiar, lo voy a vivir mucho más a flor de piel que los anteriores. En realidad es muy difícil separarse de los que es la historia. Escuchar todos los testimonios conmueve mucho.
-Como integrante histórica de HIJOS La Plata, ¿qué significa poder representar desde tu rol de abogada a tus compañeros de tantos años de militancia?
-La verdad es que yo creo que estudié Derecho para poder buscar justicia. Por suerte, aunque mucho tiempo después, está llegando. Estuve en casi todos los juicios, menos en el que se hizo por la Unidad 9 acá en La Plata, en los grandes que se hicieron en la ciudad. Que tenga compañeros que me hayan designado como abogados patrocinantes la verdad es que para mí es un honor. Y espero representarlos lo mejor posible para que se puedan sentir conformes con este juicio para que de alguna manera nos sirva a cada uno de nosotros como parte de la deuda que tiene el Estado con todas las víctimas, que es un poco de resarcimiento por lo menos condenando a los responsables de que nuestros padres no estén acá, con nosotros.
-¿Qué esperás, a nivel personal, de este juicio?
-Espero que sea un juicio que se pueda desarrollar con normalidad y que termine con una condena de cárcel perpetua para todos los responsables de estos crímenes terribles que ocurrieron en la Argentina. Han pasado muchos años y muchos ya están viejos, pero por cómo se manejan están reivindicando aquellos hechos ocurridos hace más de 36 años que recién ahora podemos juzgar, y no los veo arrepentidos de nada, recapacitar en nada. Por eso todos y cada uno de ellos se merecen estar en una cárcel, porque están conformes con las aberraciones que cometieron.
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