Infojus Noticias

15 de Marzo 2016 - 8:55 hs
Ingresa al Archivo de Infojus Noticias
6-6-2015|13:50|Lesa Humanidad Nacionales
El debate se desarrolló en cuatro audiencias

“Decidí que sea la justicia la que decida qué participación tuvieron”

Lo dijo Florencia Laura Reinhold Siver a la Justicia. Se refería a sus apropiadores, que están siendo juzgados. El lunes será la sentencia. “Falta la coronación de este proceso judicial”, dijo a Infojus Noticias Adriana Reinhold, su tía. La querella y la fiscalía pidieron 10 y 8 años para la pareja y seis y medio y siete para el médico que firmó el acta apócrifa.

  • Fotos: Infojus Noticias.
Por: Cecilia Devanna

Adriana Reinhold quiere escuchar la palabra condena. La quiere escuchar el lunes, cuando el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 5 de su veredicto en el juicio por la apropiación de su sobrina, Florencia Laura Reinhold Siver. “Falta la coronación de este proceso judicial”, dijo Adriana a Infojus Noticias. Florencia nació el 15 de enero de 1978 en el Hospital Naval de la ciudad de Buenos Aires y fue entregada por un médico militar a una pareja de civiles que la anotó como propia. Querella y fiscalía pidieron 10 y 8 años para ellos y seis y medio y siete para el médico que firmó el acta apócrifa.

En el banquillo de los acusados están sentados el cirujano Juan Carlos Lavia y su esposa, Susana Marchese, los apropiadores de Florencia, y Francisco Vicente De Luca, el médico amigo de Lavia que firmó el acta de nacimiento falsa. Durante el debate ninguno de los tres habló. Mañana por la mañana tendrán la oportunidad de decir sus últimas palabras. Después el Tribunal se irá a deliberar y al mediodía darán a conocer su veredicto.

El debate se desarrolló en cuatro audiencias y entre los testimonios que se escucharon estuvieron el de Adriana, el de Florencia Laura, que fue el primer día de debate, el de Augusto Reinhold, hermano de Marcelo y Adriana, unos primos de ellos y el de Alicia Margulies de Siver. La mujer es tía materna de Florencia y declaró en video conferencia desde Israel donde vive desde hace varios años. Desde allí relató la vida que llevó su suegra, la mamá de Susana, desde que ella la pudo llamar un día de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y cómo desde entonces fue casi imposible que saliera de la sala en la que estaba el teléfono.

Susana y Marcelo tenían 21 y 22 años cuando fueron secuestrados el 14 de agosto de 1977. Se habían casado a comienzos de ese año en general Madariaga. Se conocieron mientras estudiaban derecho en la UBA y militaban en la JUP/Montoneros. Tras ser secuestrados fueron llevados a la ESMA.

En el debate también se reprodujeron testimonios claves que sobrevivientes de ese centro de detención aportaron durante el juicio por Plan Sistemático y que dieron cuenta del embarazo que Susana cursó en ese lugar y el parto para el que la trasladaron al Hospital Naval. Cuando fue secuestrada, Susana estaba embarazada de cuatro meses. Tenía fecha de parto para enero de 1978. En ese momento el médico represor Jorge Magnaco, que hacía los partos en la ESMA, estaba de vacaciones, por eso cuando se complicó el parto de Susana la trasladaron al hospital. Ahí nació la beba, a la que ella llamó Laura. En la segunda audiencia del debate se pasaron cinco testimonios de mujeres detenidas que vivieron aquellos días con Susana. Entre ellos estuvieron el de Sara Solarz de Osatinsky y Lila Pastoriza.

Por parte de esos testimonios Florencia supo que nació el 15 de enero de 1978. “Esa madrugada fue la que mataron a (Norma) Arrostito. De mi mamá no se sabe más nada desde que me separaron de ella”, contó durante el juicio la joven que tiene 37 años, está casada, es médica y tiene dos hijos. “Fue un momento oportuno para hacer esos collages de testimonios”, dijo Adriana.

Adriana Reinhold, la tía de Florencia Laura Reinhold Siver.

La entrega de “Lauchita”

Susana y Florencia Laura estuvieron juntas hasta comienzos de febrero. En ese tiempo Susana la amamantó y la apodó “lauchita” por el tamaño. Florencia Laura lo contó con ternura y una sonrisa durante su testimonio. En febrero las separaron y el médico militar, Aldo Clemente Chiappe, compañero de Lavia en una guardia y ya fallecido, se las entregó a Lavia y Marchese en una calle del barrio de Belgrano, como declaró Lavia en la instrucción. Él aseguró que Chiappe le dijo que era una beba que habían dejado abandonada en el Hospital Naval de La Plata e insistió en que desconocía lo que pasaba durante la última dictadura cívico-militar.

Un ex yerno de Chiappe fue uno de los testigos del juicio. Hijo y sobrino de desaparecidos, Santiago Colomer, contó que en la navidad de 2003 Chiappe intentó suicidarse y cuando se recuperó contó cómo lo perseguían las atrocidades de lo que había hecho durante la dictadura. “Su testimonio fue contundente. Dio cuenta de antecedentes de muchos años y de una participación activa”, contó Adriana.  “Se fue armando muy bien el rompecabezas del ciclo”, agrega.

Juan Carlos Gesualdo fue el único testigo de la defensa. Médico y amigo de Lavia, dio un testimonio que dejó más dudas que certezas. “Fue bochornoso. Decir que fue pobre es poco. Fue una vergüenza y muy cínico. Hasta el fiscal pidió que se lo procese por falso testimonio”, contó Adriana. Para ella Lavia y Marchese “no tuvieron nada para revertir su situación. Ni un familiar, ni un amigo. Nada. Eso es bastante contundente”, agregó.  “Como si eso fuera poco, el alegato de la defensa fue muy pobre. Con un lenguaje muy lejano del tema”, completó.

El abogado que defendió a los tres acusados pidió la absolución de todos. Negó que Lavia, Marchese y De Luca supieran el origen de Florencia y lo que sucedía en el país durante aquellos años. “Insisten en eso y lo más perverso es que (Lavia) le contó a Florencia que podía ser hija de desaparecidos cuando tenía 21 años. “Le devuelven la carga a ella y se liberan de culpa”, agregó Adriana. “Esa es la postura de ellos, que no sea considerado un delito de lesa humanidad porque tenían desconocimiento de lo que pasaba y que él le dijo”, completó. En 1998, cuando Lavia atravesaba un tratamiento de quimioterapia, le dijo a Florencia, que siempre supo que era adoptada, que “él creía que podía ser hija de desaparecidos. Y si alguna vez quería completar mi historia, empezara por ahí. El momento fue raro. Me impactó”, contó la joven durante el juicio.

“Quiero escuchar la palabra condena”

Mientras que la defensa pidió la absolución, la querella, a cargo de Abuelas de Plaza de Mayo, y la fiscalía coincidieron en pedir 10 años de prisión para Lavia y 8 para su esposa. Para Francisco Vicente De Luca, el médico que firmó la partida de nacimiento apócrifa, la querella pidió 6 años y medio de prisión y la fiscalía, 7. Fue por considerarlos coautores y partícipes necesarios de los delitos de apropiación, retención y ocultamiento de la joven cuando era una beba recién nacida, la alteración de su estado civil y la falsificación ideológica de documentos públicos.

En su testimonio sobre la responsabilidad de Lavia y Marchese, con quienes mantiene un buen vínculo, Florencia aseguró: “Yo decidí que sea la justicia la que decida la participación que tuvieron ellos”.

Desde agosto de 1977, cuando supo de la desaparición de Susana primero y de Marcelo después, Adriana comenzó la búsqueda. En noviembre de ese año, junto a su familia, supo que el cuerpo de su hermano había aparecido dentro de un auto calcinado al costado de la Panamericana. Siguió buscando a Susana y al bebe del que estaba embarazada. En 1982 supo que ese bebe fue una nena. A la que en agosto de 2011 ya casi no tenía esperanzas de encontrar. Por eso se sorprendió con el llamado de Estela de Carlotto. Pensó que era porque iba a declarar en Plan Sistemático. Y entonces todo cambio.

Un análisis de ADN dijo que Florencia era su sobrina. A casi cuatro años de ese día, y mientras trabaja el vínculo con ella, Adriana cuenta que la expectativa por el juicio la fue bajando antes de que empezara. Pero entonces insiste: “Quiero escuchar la palabra condena”.

CD/RA

Relacionadas