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7-5-2013|16:45|InsólitosEspeciales

Una Justicia de perros

 

1. 
-“Bauty”, de diez años de edad, es un perro de raza basset. En 1999 un hombre se lo regaló al comienzo de la relación a su pareja, en la ciudad de Río Cuarto, Córdoba. Siete años pasó con ambos, en el departamento de los dos. Después de que la pareja se separara, Bauty pasó otros años en compañía de la mujer. El hombre había amueblado el departamento de la pareja con muebles prestados y algunos comprados. Tras la ruptura, en 2006, solicitó judicialmente que se le devuelvan los muebles. También “Bauty”. La mujer se resistió a devolver cualquier tipo de bien: ni muebles ni el perro. El caso llegó a la Cámara Primera Civil y Comercial de Río Cuarto.

“Se trata de un perro muy sociable, de compañía, adaptable a la vida en departamentos, donde siempre ha estado”, explicaron los jueces en la sentencia. Después de un análisis extenso sobre la situación de los “bienes mueble”, los camaristas concluyeron en que la mujer no probó “que alguno de los bienes que figuran en la lista obrante en la demanda fueron adquiridos por ella”.

La Justicia cordobesa ordenó a la mujer la devolución de los bienes que el hombre había comprado para amoblar la casa que compartieron. Pero hicieron una salvedad. Los jueces se preguntaron quién es el verdadero “dueño” de Bauty: “¿El que lo compró o quien ha convivido y cuidado de él durante diez años?” Finalmente, entendieron que condenar a la mujer a “entregar al perro” es “susceptible de producirle un grave sufrimiento moral”, ya que la mascota “no tiene valor económico alguno”.
2. 
-Otros caninos, también protagonistas de causas judiciales, no forman parte de un contacto de años con sus dueños sino que tienen algún signo “suicida”. En Rosario, un perro de raza mestiza, color claro y tamaño grande, se tiró desde la terraza de una casa y cayó literalmente sobre una vecina.

“El perro se tiró desde la terraza y le cayó encima”, declararon en la causa los testigos del hecho. La mujer golpeada por el can presentó una demanda contra los dueños. Buscó un resarcimiento por daños y perjuicios. El golpe le produjo múltiples traumatismos y lesiones, y la dejó inconsciente.

El acto del “perro volador” culminó con una sentencia de la Sala II del Tribunal Colegiado de Responsabilidad Extracontractual de Rosario. Los jueces ordenaron indemnizar a la mujer golpeada con 78.900 pesos.

3.-
Las relaciones perros-Justicia también tienen un orden mucho más dramático en sede penal. En la provincia de Salta  “Shado”, un cachorro de raza ovejero alemán de siete meses, fue acusado por un vecino de su dueño de matarle gallinas. “Una vez fui a la policía con la gallina muerta”, testimonió en el expediente Néstor Olguín, el vecino enojado.

En abril del año pasado “Shado” apareció muerto de dos disparos en la puerta de la casa de su dueño. Comió gallinas, mató gallinas o sólo jugó con ellas, nunca se sabrá. “Los animales son vulnerables, indefensos y están completamente a disposición de los seres humanos”, sostuvo en un fallo la Justicia en lo Correccional, de Garantías y Menores de Segunda Nominación de Tartagal.

Olguín mató a Shado de un escopetazo. “Los que dañan el bienestar de los animales deben poder ser acusados de violaciones de los derechos que les concedemos legalmente a ellos”, dijo en la sentencia la Justicia provincial, que condenó a Olguín a siete años de prisión en suspenso.