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Diego Luciani -titular de la Fiscalía 1 ante los Tribunales Orales Federales de Capital Federal- es uno de los operadores judiciales que más saben del tema. Su experiencia detrás de las investigaciones y el acompañamiento con quienes sufrieron este delito.
En la Argentina, cuando se habla de trata de personas se habla de Zaida Gatti, la titular del Programa Nacional de Rescate a Personas Damnificadas por el Delito de Trata. Crítica con el poder judicial y su intervención en estos casos, Gatti sólo destaca el trabajo de algunos jueces y fiscales. Diego Luciani, titular de la Fiscalía 1 ante los Tribunales Orales Federales de Capital Federal, es uno de los operadores judiciales en los que más confía.
Autor del libro “Criminalidad organizada y trata de personas”, Luciani estuvo atrás de investigaciones efectivas y poderosas contra la trata con fines de explotación sexual y laboral. Hace una semana disertó sobre las acciones del Ministerio Público Fiscal y las organizaciones de la sociedad civil en uno de los paneles de la “Campaña Nacional de Lucha contra la Trata de Personas”. Con tono pedagógico, marca de su actividad como profesor en la UBA, habló sobre cómo trabaja la Justicia en las causas de trata.
El Poder Judicial parece su hábitat natural. Cuando todavía le faltaba cursar la mitad de la carrera de abogado, entró como auxiliar al Juzgado de Instrucción Penal Nº 8 de Capital Federal y después pasó por distintas fiscalías de la provincia de Buenos Aires. Elegante y serio, Luciani también ofrece capacitaciones sobre trata cada vez que lo convocan.
-¿La justicia está preparada para escuchar a las víctimas de este delito?
-Necesitamos una alta capacitación y entrenamiento para escuchar a las víctimas. No sólo es escuchar sino entender. Si uno les pregunta simplemente si están en el lugar porque quieren, seguramente esa declaración no va a valer. El fiscal tiene que investigar dónde es ese lugar en que está la víctima, cómo y por qué llegó, cómo era su situación laboral previa, cuál era su entorno familiar. Todas las víctimas de trata son vulnerables. Si bien el concepto de vulnerabilidad es un poco amplio, la jurisprudencia federal plantea que tiene ser buscado e investigado. Necesitamos capacitación sobre cómo preguntarle a la víctima. En algunos juzgados preguntan “¿Usted está por qué quiere?”. Y la víctima contesta que sí y se cerró la causa que investigué como fiscal.
-Otro de los temas en debate es la revictimización.
-Hay un protocolo del Ministerio Público Fiscal para estos casos sobre cómo interrogar a la víctima de manera de no revictimizarla. Todo lo que nos pueda aportar es fundamental para la investigación, pero hay que entender esto. Se debe mantener un juego armónico que respete este equilibrio. Antes el operador judicial tenía mucha más ansiedad por entrevistar. Pero aprendimos que hay que esperar. Zaida Gatti fue una de las personas que nos hizo ver cómo había que tratar con las víctimas. Antes se allanaban los lugares y el primer contacto era con la Oficina de Rescate, hoy Programa nacional. Ese aprendizaje en territorio fue muy útil para la justicia. Empezamos a armarnos de paciencia y entendimos que a la víctima de trata hay que prepararla para la declaración. No para que mienta sino para que enfrente mejor al Poder Judicial.
-¿Cuáles son los obstáculos que se le presentan como fiscal para investigar?
-El primero es el carácter transnacional de este delito. Hay una trata interna pero también externa. Tenemos que ponernos de acuerdo con los consulados, establecer acuerdos de cooperación donde sentemos las bases procesales y de legislación. También hay que aumentar los controles fronterizos. Otro problema es la falta de seguimiento de la víctima. Una vez que el operador judicial (jueces y Ministerio Público) aporta la información, pierde el contacto. Esto no puede suceder. Necesitamos interactuar y tener un seguimiento para saber cómo está. En principio porque tenemos que velar por su integridad. Es un problema porque, al perderse el contacto, después, cuando llega el juicio, no se encuentra a la víctima. Un tercer obstáculo es entender que estamos peleando contra el crimen organizado. Si no entendemos que los tratantes forman parte del crimen organizado, difícilmente podamos dar una lucha seria. Otro de los problemas, que tiene que ver con el carácter especial de las víctimas, es la anulación de su autodeterminación, y la poca colaboración que a veces ofrecen.
-¿Cuáles son los avances que observa del 2008 a hoy?
-La ley nos dio el sustento legal, un marco reflexivo y el marco proteccionista. Pero si no se aplica es un pedazo de papel escrito. Ha habido grandes avances: primero la creación de la Oficina de Rescate, la creación de las fuerzas de seguridad especializadas: cada una de ellas hoy tiene una División de trata. También la prohibición de la oferta sexual. Los avisos denigrantes que veíamos en los diarios, nos hicieron visibilizar la gravedad del problema. Son todos avances. Lo que falta ahora es capacitación y formación.
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