Infojus Noticias

Hace sólo quince años que doce países latinoamericanos incorporaron a sus Códigos Penales la figura de femicidio. Para la chilena Pasil Toledo Vásquez, doctora en Derecho Público y especialista en los procesos de tipificación de ese delito en nuestra región, gracias al surgimiento de la figura – y a las denuncias de los asesinatos de mujeres por razones de género- “hay una gran parte de la ciudadanía que ha entendido que la violencia contra las mujeres es grave. Que es algo serio”. Invitada a las jornadas sobre “Derecho Penal y Género”, organizadas por Infojus y la Universidad de La Matanza, Toledo Vázquez conversó con Infojus Noticias sobre el estado actual de los femicidios, el contexto que rodea a los crímenes y cuáles son las políticas de prevención. Para ella, “la violencia actual llega al extremo con los asesinatos de mujeres y de alguna forma ahora se está sensibilizando a nivel social. Es un avance.”, dice. 

-¿Cómo se percibía antes?

- Hasta hace diez o quince años podían decir que era un tema menor. De hecho se argumentó durante mucho tiempo que esto no debía ser un tema penal. Pero cuando se habla de asesinatos de mujeres ya no se puede decir “esto no es un tema penal”. Es un tema penal incluso antes de los asesinatos.

- ¿Cómo puede prevenirse,  entonces?

- Los femicidios son el último eslabón de una cadena previa que debió cortarse mucho antes para no llegar a ese final. Hay múltiples niveles en los que se tiene que actuar. No se puede confiar solo en la respuesta penal, ni solo en la respuesta a nivel de educación pública. Tiene que haber  un trabajo de prevención amplio que se debiera dar sobre todo con la población más joven, que quizá es donde están más presentes ciertos estereotipos de las relaciones amorosas, donde se permite ciertos niveles de violencia como tolerables.

-¿Cómo se construyen estas estructuras de subordinación y violencia?:

- Hay que desterrar los modelos idealizados y estereotipados que se alimentan socialmente y desde ciertos sectores religiosos. Muchas veces las mujeres se ponen en situaciones de riesgo convencidas de que están contribuyendo a la rehabilitación o salvación del otro: “yo lo voy a cambiar, yo lo estoy ayudando”, piensan. Eso tiene que ver con una imagen alimentada socialmente de la mujer, casi como de una Virgen María.  

- La mayor parte de los femicidios son en manos de las parejas o ex parejas…

- Hay ciertas instituciones religiosas que promueven modelos idealizados de pareja o familia que poco contribuyen a que las personas detecten que están en situaciones de riesgo. Esto es muy serio porque la mayor parte de las mujeres que terminaron siendo asesinadas por sus parejas o ex parejas nunca creyó que las fueran a matar. Si pensás que te van a matar, te vas de tu casa. Si las mujeres siguen durmiendo con el enemigo, es porque realmente creen que no, que no va a ser. Eso significa que en términos sociales se tienen que destruir ciertos mitos.

- ¿Qué nivel de responsabilidad tiene el Estado? 

- Cuando una mujer denuncia y el Estado no la escucha se presenta una de las situaciones más asimétricas posibles. Y eso es vergonzoso. Hay que ver que la mayor cantidad de asesinatos de mujeres podrían haber sido prevenidos. No son un azar, son  crímenes anunciados en forma de violencia, en forma de control. Y que pueden haber sido denunciados y que al Estado le correspondía adoptar medidas.

- ¿Qué rol juegan los medios de comunicación?

- Mucho se podría prevenir con transformaciones culturales, por mensajes mediáticos adecuados. Porque los medios de comunicación, eventualmente, pueden ser una caja de resonancia de otros asesinatos. Y se produce la reiteración de un cierto tipo de asesinato. Parecería que esto es casi como aprender las recetas de la tarta de chocolate, pero nada más que es la receta de un asesinato. Cada vez que hay un asesinato de una mujer hay toda una sociedad que falla: la escuela, los servicios de salud, la iglesia que estaba cerca y los medios de comunicación. Hay que preguntarse qué pasó con ese entorno que no vio, que no participó, por qué no ayudó. Va más allá de la justicia.  Estamos todos involucrados.